Este 24 de mayo se cumple un año desde que un joven armado de 18 años mató a 19 niños y dos maestros dentro de un salón de clases de la escuela primaria Robb, en Uvalde, Texas, una comunidad mayormente habitada por inmigrantes latinos.
Tras 365 días de dolor, la investigación criminal sobre la lenta respuesta de la policía al tiroteo sigue en curso, mientras que otras también corren de manera paralela y con la misma velocidad.
Christina Mitchell, la fiscal de distrito, señala que todavía no se concluye si se deben presentar cargos contra los oficiales que esperaron durante más de una hora antes de ingresar al salón de clases.
La fiscal señala que tiene la intención de presentar cualquier evidencia de irregularidades criminales ante un gran jurado, sin embargo para ello aún deben varios meses.
Es importante señalar que tampoco se completó el estudio médico que busca determinar si una respuesta más rápida podría haber salvado a alguno de los niños.
Mientras tanto, el Departamento de Justicia sigue trabajando en propia investigación sobre las acciones de la respuesta policial en este caso violento,
Actualmente, las autoridades del condado de Uvalde continúan ocultando registros públicos relacionados con el tiroteo y la lenta respuesta policial.
Justo el pasado lunes, Don McLaughlin, alcalde de la localidad, dijo que estaba frustrado por el ritmo de las investigaciones.
“No tienen respuestas a preguntas simples que deberían tener", señaló Don McLaughlin.
Cada familia conmemora la fecha de manera distinta. Algunos organizan una fiesta, para paliar el dolor. Otros prefieren pasar el día solos. Muchos escogen un camino intermedio: cumpliendo con pequeños rituales que les ayudan a terminar el día.
Pero todos padecen la misma interrogante, incluso cuando ya han pasado muchos años desde el hecho: ¿qué hacer en la fecha aniversario del día que lo cambió todo?
El mismo día en que Presley organizó la fiesta, Angela Sturm —cuyos hijos, Jasmine Sturm y Matthew Pettus, fueron asesinados en el mismo ataque— optó por pasar el día sola.
“Rechazo las invitaciones para ‘celebrar’ porque para mí no es una celebración”, declaró.
En lugar de ello, honra a los jóvenes caídos contemplando retratos de ellos y recordando cómo fueron sus vidas. Escribe, llora y se cuida a sí misma leyendo un buen libro o tomándose un baño caliente. Espera que la gente entienda que quiere estar sola, y que no se preocupen ni se molesten si ella rechaza sus invitaciones o no responde a sus mensajes de texto.
Cada quien carga su duelo de manera distinta, dice Jeffrey Shahidullah, psicólogo pediatra del UT-Austin Dell Children’s Medical Center.
Shahidullah fue parte del equipo que estuvo varios meses en Uvalde operando una clínica improvisada para rescatistas, miembros de la comunidad, y familiares y amigos de las víctimas.
A corto y largo plazo, los hechos de violencia armada pueden traumatizar a comunidades enteras, declaró Shahidullah. Ello puede llevar a gente —incluso gente que no conoció personalmente a las víctimas— a evitar situaciones que les recuerden el hecho, a sentirse constantemente vulnerables o a experimentar flashbacks del momento en que se enteraron de la tragedia.
“Muchos de estos síntomas pueden verse exacerbados alrededor del día del aniversario”, dijo Shahidullah. “Con el tiempo, estos síntomas tienden a ceder, pero cada quien tiene su propio calendario”.
A un año de la masacre de Uvalde, los familiares de las víctimas aún no obtienen respuestas
Después de la mayoría de los tiroteos a mansalva que captan la atención en todo Estados Unidos, las organizaciones de noticias nacionales envían reporteros durante unos días, tal vez una semana, y luego pasan a otra noticia. Siempre hay otra comunidad, otra tragedia.
Sin embargo, ABC News probó algo distinto después de que 19 estudiantes de primaria y dos docentes fueran asesinados a tiros en Uvalde, Texas, en mayo de 2022.
Los periodistas se quedaron… un año entero en Uvalde.
El resultado fue un largometraje con matices profundos de lo que sucede con el paso del tiempo en una comunidad que sufre. El documental de dos horas “It Happened Here: Year in Uvalde” (“Sucedió aquí: un año en Uvalde”) se transmitió el viernes en la cadena ABC y el sábado se proyecta en Hulu.
“Lo que descubrimos ha sido profundamente conmovedor e inspirador, y, esperamos, útil”, expresa Kim Godwin, presidenta de ABC News.
La riqueza de la historia está en los detalles: están las habitaciones de los niños que no han sido tocadas desde el 24 de mayo de 2022, el cepillo del cual un padre no puede desprenderse porque tiene todavía los cabellos de una niña muerta, el sobreviviente que se sobresalta por el sonido de un bloque de hielo que alguien rompe, y el niño alguna vez despreocupado que ahora se estresa mucho. Vemos a un padre que se sienta en la tumba de su hija cada noche para hablar con ella.
También están quienes vivieron para contarlo, pero que ahora se enfrentan todos los días con la culpa del sobreviviente. Está la madre que se atormenta a sí misma por no haber dejado que su hija volviera a casa con ella después de una asamblea matutina de premiaciones.
La idea de la cadena ABC nació del deseo de aportar algo nuevo a la cobertura de estas noticias, que parece haber adquirido tal semejanza entre una y otra tragedia que entumece el periodismo: una familiaridad adormecedora.
“No creo que ninguna comunidad deba ser definida por una tragedia que le ocurra”, opina Cindy Galli, productora ejecutiva de la unidad de investigación de la ABC.
Se asignó al proyecto un equipo central de aproximadamente una decena de personas, un compromiso significativo en momentos en que ABC News —como muchas otras organizaciones de noticias— recortaba personal. Miembros del equipo, como los reporteros John Quiñones, Maria Elena Salinas y Mireya Villarreal, se rotaban. Iban y venían, dependiendo de otras asignaciones.
El proyecto permitió a los periodistas conocer a los miembros de la comunidad y generar confianza al hablar con ellos sin cámaras encendidas todo el tiempo, explica Galli.
“Uno de los aspectos de estar en una comunidad pequeña es que nos encontrábamos con personas en un Starbucks o en la tienda de comestibles”, añade. “Sabían que estábamos allí y sabían que estábamos allí por un periodo largo”.
Eso fue importante para las familias que lidian con su dolor, comentó Kimberly Rubio, cuya hija Lexi fue asesinada en el ataque. Rubio apareció en un segmento al principio del documental y habló sobre cómo, cuando ella sale a trotar, reflexiona sobre lo que le sucedió a su hija.
“También ayudó que no fueran reporteros diferentes todo el tiempo”, añadió Rubio. “Tenía dos con los que trabajé. Eso hizo mucho más fácil para mí ser vulnerable”.
El equipo de la ABC presentó más de 200 historias durante su tiempo en Uvalde, dice Galli. Su presencia le permitió dar noticias de última hora, como cuando Quiñones consiguió la primera entrevista con una mujer acusada falsamente de dejar abierta una puerta de la escuela que el asesino usó para entrar.
Las preguntas sobre por qué la policía tardó más de una hora para ingresar a las aulas atacadas mantuvieron a Uvalde en los titulares más tiempo que la mayoría de los tiroteos a mansalva. El acceso de la ABC profundizó el recuento narrativo de la historia del documental, con grabaciones de una escalofriante llamada al número de emergencias 911 de una niña atrapada que suplicaba por una acción de la policía frente al hombre armado.
“Yo sólo tenía un lápiz”, recordó Arnie Reyes, un maestro herido ese día y cuya recuperación sigue cubriendo la ABC. “No es una batalla igual”.
El documental habla sobre las tensiones en Uvalde entre los padres afectados y las personas que han apoyado a los administradores escolares y a la policía. Ese aspecto de la historia muestra un agujero en este trabajo periodístico de la ABC, aunque no necesariamente es su culpa: la cadena tuvo problemas para que la gente de las fuerzas del orden y quienes los apoyan hablaran con ella.
El padre de Lexi, Felix Rubio, al final renunció a su trabajo como policía. Explicó que no podía volver a trabajar con personas que no se apresuraron a entrar en la escuela para tratar de salvar a los niños.
El documental también rastrea el creciente activismo de las niñas Kimberly Rubio y Caitlyne Gonzáles, de 10 años, en su búsqueda de una legislación que pueda prevenir futuros tiroteos en las escuelas.
“Hay detalles vitales, matices que se pierden, cuando nosotros como reporteros cubrimos y nos vamos” de una historia, explica Quiñones.
La asignación extendida encajó con la forma en que a Quiñones le gusta informar sobre tales hechos. No ve el sentido de que los reporteros intenten forzar a las personas a hablar cuando no quieren. Hubo momentos en los que él simplemente tuvo que retirarse, como cuando una familia con la que hablaba se enteró de que su hijo podría haber sobrevivido si la policía hubiera actuado más rápidamente.
Toda la experiencia fue reveladora para la cadena, señala Galli. Tras el ejemplo del equipo de Uvalde, ahora un equipo digital de la ABC pasa tiempo en Buffalo, donde 10 personas murieron en un tiroteo a mansalva, también en mayo de 2022.
Quiñones, un mexicoestadounidense que creció en la cercana ciudad de San Antonio, dijo que la asignación extendida de Uvalde ha sido la historia más fuerte en la que ha estado involucrado.
“No hay duda en mi mente de que este es el tipo de historia que vivirá conmigo para siempre”, afirmó.