ORGULLO NACIONAL

Alberto Barranco: mexicano que hace historia en la Santa Sede del Vaticano

El experto vivió su infancia en la colonia San Rafael, ahora realiza un trabajo con el que pone en grande el nombre de su país

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El mexicano se encarga de una de las funciones primordiales
El mexicano se encarga de una de las funciones primordialesCréditos: Pablo Esparza

Alberto Barranco llegó a Italia hace tres años como Embajador de México ante la Santa Sede. Periodista, escritor y apasionado del género de la crónica, se ha transformado en un puente cultural entre el Estado Vaticano y nuestro país, comprendiendo el valor histórico de la Iglesia. Originario de la colonia San Rafael, de joven participó como acólito en la Iglesia de San Cosme y San Damián, donde se empapó del vocabulario y conocimiento de la religión católica.

“Cuando le presento las cartas credenciales al Papa, él me dice que le hable de mi vida”, relata emocionado sobre aquel encuentro en 2019, “me dijo, 'me pasan unos papeles pero yo no leo nada, usted dígame', entonces le conté que había sido acólito diez años, hasta los 17 cuando me jubilé ya muy grande, y me inquirió, '¿le dan su jubilación?'- pues es lo que vengo arreglar aquí, le comenté. Ser monaguillo me conectó con la vida de la Iglesia, y estar aquí como Embajador ante la Santa Sede no me fue difícil porque conozco esos vericuetos”.

Alberto Barranco fue parte sustancial para la celebración de los 200 años de la Independencia de México al interceder ante el Santo Padre.

“A mi no me enviaron por católico, sino por la cuestión de la historia. Al cumplirse 200 años de la Independencia, querían a alguien con formación para hacer gestiones ante el Papa y que nos prestaran algunos objetos que se exhibieron en el Museo de Antropología”.

Foto: Pablo Esparza

-¿Qué significa Roma para usted?

-Tiene dos encantos, uno es el encuentro directo con la Iglesia, no es lo mismo que le digan a uno que San Pedro hizo tal cosa, a que uno vea donde está su tumba, por ejemplo, o las cadenas que le pusieron. Lo otro es la gran riqueza en materia de arte, se puede ser creyente o no, pero entrar a las iglesias es un derroche de arte-.
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-¿Qué es lo que más le gusta de Roma?

-La calidad de las esculturas, cómo se hace un Cristo con un velo, los pliegues, como en el Éxtasis de Santa Teresa-

-Si pudiera viajar al pasado, ¿a qué periodo de la historia iría?

-Al el esplendor del Imperio Romano en la época de Julio César, y al momento en que se unifica Italia, cuando se acaban los estados pontificios, ese es un momento clave para mí-.

-¿Qué personaje de la historia le merece su atención?-.

-Pío IX, que es uno de los Papas más longevos, uno de los que duró más años en el Pontificado. Atraviesa varias etapas, en el caso de México le toca el imperio de Maximiliano así como la Guerra de Tres Años. La ruptura de Maximiliano cuando decide no acabar con las leyes de Reforma, hace que se enemiste con la Iglesia, cuando llega Carlota a pedirle ayuda al Papa, de plano le dice que no. Evidentemente Pío IX estaba furioso contra Benito Juárez y con todo lo que representaba México porque consideraban que habían despojado a la Iglesia, en realidad el gobierno no nacionaliza, simplemente dicta que las iglesias son propiedad de la nación, sin derecho a propiedades, pero fue más allá, porque a Pío IX le tocó el cambio de monarca de una región pontificia a ser finalmente vencido por la unificación de Italia-.

Foto: Pablo Esparza

-¿Cómo se puede hablar de Roma?

-Sigue siendo una ciudad romántica, hay que contarla bajo esa perspectiva. Creo que si se conecta una historia de amor entre Cleopatra y Marco Antonio, le da una fisonomía de pueblo latino, esta integrado a ese romanticismo artístico, pero también tienen que ver los sentimientos y en esos está la fe, porque ciertamente Italia es un pueblo de mucha fe, no sólo en la religión, aquí hay que incluir al futbol, hay mucha pasión. Por eso el italiano gesticula mucho cuando habla, su lenguaje corporal transmite, porque a todo le pone pasión-.

-¿En qué se parecen los mexicanos a los italianos?

-En la pasión, son enamorados de la bandera, de su país, de una mujer, se identifican mucho. Nos parecemos en el coraje, pero nos distanciamos en que los mexicanos somos más idealistas, el italiano no, es más pragmático, en eso hay una diferencia importante-.

-¿Puede hacer una comparación del Imperio Romano con el Imperio Azteca?

-En la grandeza, en su marco de esplendor. La Gran Tenochtitlán, en sus formas, podría ser una Roma, tiene toda la estructura, si bien no tecnológica en cuanto a construcción como los europeos, sí en técnicas que se adelantaron a muchos siglos. Los primeros habitantes de México en la época prehispánica, no tenían drenaje o casas de doble techo, pero había acueductos, que como en Roma, canalizaban agua limpia. Tenía un orden, así como el Senado, había consejo de ancianos, yo creo que la ciudad de México-Tenochtitlan, en toda proporción guardada, era tan esplendorosa como Roma. En México mucha gente hace excavaciones y se da cuenta que hay algo, así que prefiere taparlo para no meterse en problemas con el INAH. En Roma es lo mismo-.

-¿Qué distingue a un peregrino mexicano que viene a Roma de los demás?

-Tiene una gran admiración, como dice el Papa Francisco, puede ser ateo, pero es Guadalupano y no sólo eso, es fervoroso de lo que es. El mexicano viene con un gran respeto, devoción y con mucha admiración, viene a la Basílica y se lleva su bendición del Papa, ese tipo de cosas representan un gran orgullo, los jóvenes tienen su bendición en la sala, pueden presumir de sus viajes a París o Madrid, pero es imprescindible su visita a Roma. Sin embargo, falta mucho por enseñarle a los mexicanos en el terreno religioso. Conocen a San Pedro, pero no a San Pedro en cadenas, o si la conocen es por el Moisés de Miguel Ángel-.?

Foto: Pablo Esparza

-¿Cómo es percibido el fenómeno Guadalupano?

-El Papa Pio IX lo dijo, nunca ninguna nación había sido tan bendecida como México, porque no es lo mismo hablar de la Virgen de Lourdes o la Virgen de Fátima que es el relato que hacen los que la vieron, aquí hay un testimonio, es el ayate, la tilda de Juan Diego. Cuando se habla con alguien oriundo de Roma, su referencia es Cancún, porque es donde van a vacacionar, pero cuando uno habla con un religioso, su referencia es la Virgen de Guadalupe-

-¿Que el Papa Francisco sea latinoamericano, ha ayudado a mejorar las relaciones entre la Santa Sede y México?

-Desde luego, él conoce a fondo lo que es no sólo su país, Argentina, sino lo que es el continente, el sufrimiento. A veces es muy frío el trato de la Curia romana con los latinos cuando son europeos, los italianos no tanto, pero ingleses y alemanes sí, pero realmente el Papa Francisco es latinoamericano más que argentino, como consecuencia eso nos da una preeminencia. Y el hecho de que por la raíz en común se vuelve un grupo muy compacto, eso de alguna forma nos da mayor fortaleza cuando se trata de hacer iniciativas comunes-.

-¿A qué se debe que México destaque su presencia en el Vaticano, por ejemplo con la misa del 12 de diciembre o la Navidad en los museos vaticanos?

-Justamente cada año se vuelve más difícil organizar eso, lo digo con toda sinceridad, porque se vuelven celos de parte de los mismos jerarcas, el problema es que nadie se atreve a hacerlo, no es que México tenga un contrato, simplemente es que nadie lo pide. Ahora ya se están animando, Perú trajo el nacimiento a la Plaza de San Pedro o Guatemala que lo puso en el Aula Paulo VI-.

-¿Cuál ha sido la característica estos tres años al frente de la Embajada de México ante la Santa Sede?

-Sobre todo en el ámbito cultural, creo que hemos hecho un papel importante y en el plan de contacto he ido a muchas comunidades que nunca antes algún Embajador tomó en cuenta, ese tipo de calor humano arropa a la gente, saben que conmigo no necesita cita, vienen y me cuentan sus situaciones, en fin, se ha dado una buena relación-.

-¿Qué proyectos tiene para el 2023?

-Voy a seguir insistiendo en que se apresure la causa de los Santos, tenemos dos, como quien dice, en la tercera base, Concepción Cabrera de Armida, con 23 presuntos milagros que están en análisis, con que pegue uno ya es Santa, pero además existe la promesa de que pueda ser Doctora de la Iglesia, como Santa Teresa de Jesús, estamos hablando de ligas mayores, porque además fue una mujer que estudió hasta cuarto de primaria y madre de familia con 11 hijos. Cuando quedó viuda, fundó organizaciones religiosas, es laica. El otro es Miguel Agustín Pro, que siempre se tiene el temor de que el gobierno mexicano no quiere que lo santifiquen, pero en este gobierno yo no tengo ningún problema en impulsar un evento donde se hable de él, comunicando a toda la comunidad jesuita, porque el padre Pro era jesuita. Quiero mantener igualmente cuestiones culturales como la tercera edición de la poesía latinoamericana con los mexicanos que también han vivido aquí, revivir la historia y tengo mucho interés de que se haga un evento grande de la Revolución Cristera porque a mucha gente le interesa ese tema-.

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