Un niño de 4 años sobrevivió milagrosamente tras pasar seis días perdido en una reserva natural africana repleta de depredadores mortales y aún no está claro cómo lo hizo. El infante se alejó 17 kilómetros de su casa, en Asa, cerca del límite de la reserva natural de Tsavo Este, en Kenia, pero fue encontrado por un el piloto Roan Carr-Hartley, que trabaja para el Sheldrick Wildlife Trust, un programa de rescate de elefantes huérfanos y rehabilitación de fauna salvaje con sede en Tsavo.
Carr-Hartley explicó a Newsweek que el niño se había separado de sus hermanos durante una tormenta cuando regresaban a casa tras una jornada de pastoreo. El jefe local de Asa se había puesto en contacto con el Sheldrick Wildlife Trust para preguntar si podían utilizar sus aviones para ayudar al grupo de búsqueda de 70 personas que ya hacían labor en la zona.
Estuvo entre hienas y chacales
"Un grupo salió a buscarlo pero no pudo encontrarlo, y empezó a seguir rastros. Los integrantes hicieron un trabajo increíble rastreándolo… Sin forma de comunicarme con ellos mientras estaba en el aire, había organizado que el grupo de búsqueda caminara con una tela blanca atada a un palo largo, lo que facilitaría su localización en la densa maleza", detalló el piloto.
"Tras ubicar al grupo en esta zona comencé la búsqueda. Cuatro horas de exploración del mar de vegetación no revelaron nada más que un depósito de combustible vacío y varios animales, entre ellos hienas y chacales”, agregó.
La lluvia pudo haber ayudado
La comunidad considera que debido a las fuertes lluvias, no faltaba agua en la superficie, por lo que el infante al menos pudo mantenerse hidratado. El 3 de diciembre, cinco noches después de que el niño desapareciera por primera vez, el jefe volvió a ponerse en contacto con Sheldrick Wildlife Trust para comunicarle que el equipo de búsqueda había encontrado las huellas del niño, pero que se encontraban a unos increíbles nueve kilómetros del pueblo.
"Después de casi una semana de fuertes lluvias, sin comida y con depredadores merodeando por la zona… Uno puede ser perdonado por perder la esperanza", comentó Carr-Hartley, quien al final hizo su milagroso descubrimiento: "En mi ala izquierda, vi una figura diminuta debajo de mí, rodeada de una masa de arbustos y árboles. No podía creer lo que veían mis ojos, pero allí estaba: un niño pequeño rodeado de un desierto infinito".
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