La vacuna del coronavirus ha registrado diversos efectos secundarios, e su mayoría de poca preocupación, y ahora se agrega uno más que causa incertidumbre entre la comunidad científica, aunque tampoco pone en riesgo la vida de las personas.
Se trata de un extraño e intenso sabor metálico que puede permanecer en la boca de las personas por varios días después de la aplicación.
NBC News recogió el testimonio de un par de personas quienes relataron que, tras haber recibido la aplicación de Moderna y Pfizer, percibieron un fuerte sabor que no se quitaba con nada, y que era un poco molesto.
El doctor Buddy Creech, experto en enfermedades infecciosas del Vanderbilt University Medical Center, en Nashville, explicó al medio que han sido pocos los casos que han reportado esta secuela, pero es una posibilidad real que no debe causar alerta entre las personas.
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Además, destacó que este irá desapareciendo con el paso de los días y no está relacionado con ninguna reacción de gravedad, que signifique que el individuo no deba recibir la segunda dosis, o que vaya a tener complicaciones mayores en los días siguientes.
Por otro lado, Nancy Rawson, del Monell Chemical Senses Center en Philadelphia, declaró a NBC News que lo más extraño de esto es que no se ha podido determinar a ciencia cierta la causa de este extraño síntoma, ya que el cuerpo humano ni siquiera tiene un receptor en la lengua para identificar el sabor del metal.
“El sabor metálico es interesante, porque realmente no conocemos la base biológica para ello. (…) No hay un receptor de sabor metálico”, puntualizó.
El otro efecto secundario extraño de las vacunas que afecta a las mujeres
Algunos doctores a lo largo de Estados Unidos han reportado la aparición de síntomas similares a los del cáncer de mama, luego de la aplicación de la vacuna contra COVID-19, en mujeres.
La doctora Devon Quasha compartió su testimonio a CNN, donde declaró que unas semanas antes de aplicarse la primera dosis detectó una pequeña bolita en uno de sus senos, por lo que continuó dándole seguimiento a este síntoma. Y se llevó una gran sorpresa cuando, unos días después de haberse vacunado, sintió más bultos en sus pechos, del lado en el que aplicaron la inyección.
Al momento sintió un poco de preocupación, pero después de revisar con detalle, encontró que en realidad se trataba de una inflamación en los ganglios linfáticos. Connie Lehman, jefa del departamento de radiología del Hospital General de Massachusetts dijo al medio que una vez que comenzaron a mencionar el tema entre otros colegas, la noticia se esparció “como un incendio”, y decenas de médicos señalaron haber visto las mismas reacciones en otras mujeres.
De acuerdo con el Colegio Estadounidense de Radiología esta inflamación es un proceso normal, ya que los ganglios linfáticos son donde se almacenan las células inmunes del cuerpo, y reciben una estimulación extraña durante la aplicación de la vacuna.
acmg