Después de un mes de espera, se llevó a cabo el primer día del juicio político de Trump este martes 9 de febrero. Éste se transmitió en televisión y fue así como el expresidente pudo verlo. Sin embargo, no estuvo satisfecho con el desempeño de su defensa, específicamente con el de un abogado: Bruce Castor Jr.
El republicano estaba en su club privado en Mar-a-Lago, en Florida y fue ahí donde siguió el comienzo de su proceso legal. Y, según reportes que una persona cercana dio de manera anónima a CNN, estuvo a punto de gritarle a la pantalla mientras se daban los argumentos de apertura. Los fiscales de la Cámara de Representantes tuvieron un inicio emotivo, mientras que el equipo de Trump no logró convencer a los legisladores de la cámara alta, que decidió proceder con el juicio teniendo 56 votos a favor y 44 en contra.
Los demócratas, que fungieron como fiscales, comenzaron mostrando un video donde partidarios del exmandatario atacaban a la policía del Capitolio de Estados Unidos el pasado 6 de enero, así como imágenes donde el líder político llamaba a sus simpatizantes a "pelear como demonios" contra los resultados electorales que denominaron a Joe Biden como el ganador.
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Trump determinó que el primer día había sido un desastre y se mostró furioso con el trabajo de sus abogados, en especial con el defensor principal, Castor, quien se enfocó en argumentar sobre la constitucionalidad de procesar a un expresidente, mientras que elogiaba a los fiscales del juicio político. El acusado declaró que sus intercesores se vieron débiles en comparación con su contraparte.
No fue el único que señaló la poca preparación del equipo, senadores republicanos y aliados sugirieron que la estrategia cambiara e incluso que se reemplazara a algunos miembros, entre ellos el congresista John Cornyn, quien dijo que Castor "simplemente se la pasó divagando y realmente no tocó el punto del argumento constitucional".
Aunque se ve poco probable que el expresidente sea procesado, el juicio político era también una oportunidad para que él reparara parte del daño que dejaron los disturbios en el Capitolio el 6 de enero y hasta ahora, la estrategia ha sido poco efectiva.
DFC