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Tradwives: ellas prefieren ser sumisas

MUNDO

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Tras décadas de lucha por la igualdad de la mujer y su empoderamiento, en medio de la ola del "me too", un nuevo movimiento ha surgido como contrapeso a la revolución feminista. Son mujeres que desean abandonar sus carreras, dedicarse a cuidar a su marido y "servir" a sus familias.

En Reino Unido y Estados Unidos son conocidas como Tradwives. En redes sociales hay grupos –como @Tradwifeoriginal, que cuenta con 581 seguidores– que enaltecen el movimiento y se basa en los "valores" de las amas de casa en la década de los 50.

Paradójicamente, en los 50 ocurría la llamada "segunda ola feminista" en la que se había logrado el derecho al voto y se luchaba por mayor acceso a las universidades.

Para algunas mexicanas, la idea de volver al hogar tiene sentido, en medio de la ola de violencia que vive el país. María Isabel Villalobos, mexicana estudiante en línea de la carrera de Derecho en la UNAM, y madre de dos hijos, considera al movimiento Tradwife como "feminismo positivo".

"Sin duda es valioso el aporte de la mujer en el ámbito laboral en cualquier rama. Pero más valioso, importante y necesario es el aporte de la mujer en el hogar. Y a falta o disminución de la cantidad y calidad de dicho aporte, es que la familia se ha visto quebrantada", declaró a El Heraldo de México.

Para las Tradwives, un ejemplo a seguir es Melania Trump, a quien consideran una mujer fuerte al lado de su marido, siempre impecable en su imagen y dedicada a su hijo.

Pero el escándalo de este movimiento está en las ideas que promueve, consideradas por muchos como machistas. Tradwife acepta la noción del marido como figura dominante, el deber de tener muchos hijos y que las necesidades del esposo son más importantes que cualquier otra cosa.

Al respecto, la mexicana Villalobos está de acuerdo, "valoro y aprecio mucho a mi esposo. Aunque para la sociedad él no sea nadie. Él es la cabeza y el sostén de la familia, y eso no le resta importancia al resto de la familia… cada quien tiene el lugar que le corresponde para que todo funcione bien", explicó.

Para este movimiento, su "biblia" es el libro Fascinating Womanhood (Feminidad fascinante), de Helen Andelin, escrito en 1963, que da tips sobre cómo tener un matrimonio feliz, cómo ser "encantadora" y despertar "la ternura de tu hombre".

También The Proper Care and Feeding of Husbands (El cuidado y la alimentación adecuados de los esposos), de Laura Schelessinger (2005), que básicamente invita a tener a los maridos contentos a través de una buena comida.

Además de Tradwife, estos grupos tienen nombres como Tradlife o Vintagelife, son retro, pero al mismo tiempo actualizados: comparten recetas de cocina con las nuevas tecnologías del hogar, como ollas eléctricas multiusos y recomendaciones para limpiar la casa con robots que dejan el piso "impecable".

Grupos feministas muestran su preocupación ante lo que califican como "un lavado de cerebro extremista", un mensaje "demoledor" para las mujeres o simplemente un "insulto".

Y es que gracias al feminismo, esas "mujeres tradicionales" pueden elegir quedarse o no en casa.

Además de la sumisión ante el hombre, también preocupa que en algunos de estos grupos, en redes sociales se dejan entrever comentarios racistas contra la migración, incluso se las ha señalado de enaltecer el supremacismo blanco.

En Reino Unido el sitio web The Darling Academy está haciendo ruido. La página fue creada por Alena Kate Pettit, de 34 años, y su objetivo es "contar con una escuela virtual de feminidad".

Desde niña, asegura, quiso ser ama de casa, pero su entorno la empujó a ser algo más, obtuvo un puesto directivo de marketing en la industria de la belleza, pero había discusiones constantes con su esposo por los deberes domésticos y siempre se sentía cansada, optó por abandonar su empleo "era infeliz".

 

"Sentí que me estaba ahogando en una cultura a la que no pertenecía… nunca quise ser otra cosa que una esposa cariñosa, una madre y la mejor ama de casa de mi calle", escribió Pettit.

 

La prensa británica ha calificado estas ideas como el "romanticismo de la sumisión".

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Por Alejandra Martínez

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