Los Turpin enfrentan juicio

Los padres, Louise y David, deberán responder desde hoy a las acusaciones de casi 50 cargos. Sometían a sus 13 hijos a castigos extremos, por ejemplo, sólo se podían bañarse una vez al año

A partir de hoy la sociedad estadounidense estará al pendiente del juicio a los padres Turpin, acusados de torturar a sus 13 hijos, por lo que podrían ser condenados a 94 años de prisión. Han pasado 30 años desde que Louise, de 49 años, y David Turpin de 57 años, hicieron de la paternidad un horror. Su hija mayor nació en 1988 y la más pequeña hace dos; entre ellas y sus otros 11 hermanos llevaban dos años planeando escapar del cautiverio y la tortura, hasta que lo lograron hace casi siete meses. Los Turpin se declararon inocentes de los 49 cargos que se les imputa. Pero el juez les impuso una fianza, a cada uno, de 12 millones de dólares. Los cargos formulados incluyen 12 por tortura, 12 por secuestro, 7 por abusos de un adulto dependiente, 7 por abuso de menores y uno por acto lascivo sobre un menor, imputado a David Turpin, además de ocho por perjurio, entre otros. El psiquiatra forense y abogado en Santa Mónica, California, John Stalberg, dijo al diario español La Razón que los papás Turpin "obviamente sufren un trastorno grave de personalidad o psicosis. "Este tipo de comportamiento tiene lugar por motivos delirantes. Tal vez los Turpin se encontraban metidos en algún tipo de secta o tenían una visión psicótica distorsionada de la religión".     Para los hijos Turpin un día normal consistía en recibir palizas, no comer, ser encadenados en la oscuridad y permanecer mal olientes –se bañaban una vez al año–, en la casa donde los tenían encarcelados, en el condado de Riverside, California. El sadismo de los Turpin llegó al punto de que se encargaban de comprarles juguetes –que nunca les entregaban–, las cajas quedaban sin abrir. Comían delante de ellos, deleitándose, mientras los hijos pasaban hambre. Fueron capaces de llevar a sus vastagos a Disneyland como si nada pasara y a Las Vegas, donde renovaban votos matrimoniales. El pasado 14 de enero se destapó la cloaca, cuando una de las hijas, de 17 años –con una masa corporal de 10–, escapó por una ventana de la casa junto a otra de sus hermanas para pedir auxilio y denunciar ante la policía las condiciones en las que se encontraban. La casa de la tortura tiene cuatro habitaciones, sin ninguna distinción especial en el exterior, pero estaba registrada como el colegio de educación primaria SandCastle Day School, en el que el director era David Turpin. A los 13 hijos (10 mujeres y tres varones) no se les dejaba ir al baño cuando estaban castigados, que era a menudo, y tampoco mojarse más allá de las muñecas cuando se les permitía lavarse las manos. Si no cumplían esas dos normas, eran castigados con palizas o estrangulamientos. Los agentes del caso más terrorífico de abuso infantil en los últimos años en EU contaron que, cuando entraron a la casa de los Turpin, tres menores estaban encadenados, todos presentaban síntomas de desnutrición severa y el lugar despedía un olor fétido. Las hermanas de Louise, confirmaron que siempre fueron muy estrictos con sus hijos y que hasta mediados de los 90 tuvieron relación con sus familias y no veían a sus sobrinos desde hacía 20 años. Pero en realidad, el maltrato empezó cuando vivían en Fort Worth, al norte de Texas, donde pasaron 17 años. En un momento dado, los padres llegaron a vivir fuera de la casa, a la que sólo iban de vez en cuando a dejar comida, según la investigación. Los expertos psiquiatras analizan qué es lo mejor para los 13 hijos, la más grande por ciento, que cuenta con casi 30 años, tenía un peso de apenas 37 kilos, una muestra fehaciente de la tortura a la que era sometida junto con sus hermanos. La profesora Coral Dando, ex oficial de policía que también estudió casos modernos de esclavitud, dijo que incluso cuando ese tipo de víctimas tienen algún contacto con el mundo exterior, el miedo puede evitar que busquen la libertad. "Las víctimas de esclavitud moderna van a trabajar todos los días. Interactúan con el público en general y no le hablan a nadie sobre su situación, incluso le dan su dinero a sus abusadores, pero no es el caso", explicó Dando a la cadena BBC. David y Louise Turpin, que hoy comienzan a ser juzgados en Estados Unidos, no podrán mantener ningún tipo de contacto con ellos durante los próximos tres años, así lo determinó un juez de Riverside. POR ISRAEL LÓPEZ GUTIÉRREZ ILUSTRACIÓN: ALLAN G. RAMÍREZ
Temas