GÉNOVA. Al menos 35 personas fallecieron ayer como consecuencia del derrumbe del tramo de un puente en la ciudad italiana de Génova, un suceso que ha generado en el país un debate sobre el estado de las infraestructuras.
El suceso ocurrió a las 12:00 hora local, cuando un tramo del puente Morandi, de un kilómetro de longitud y una altura de 90 metros, se vino abajo, sepultando bajo los escombros a varios vehículos.
Al cierre de esta edición, en medio de los bloques de concreto, cientos de socorristas buscaban sin descanso sobrevivientes entre los escombros del puente.
"No dejaremos de buscar personas hasta que estemos seguros de que nadie se encuentre bajo los escombros", aseguró el jefe de los bomberos, Bruno Frattasi.
TRAGEDIA ANUNCIADA
Para muchos, la de ayer es una tragedia anunciada, porque el puente presentaba grietas y se había propuesto su demolición; lo llamaban el "puente enfermo".
Inicialmente se apuntó a las fuertes lluvias como la causa del incidente, aunque momentos después la compañía encargada de la gestión y manutención de la autopista, que es Autoestrade per l'Italia, filial de Atlantia, informó en un comunicado que estaba trabajando para asegurar el pavimento del viaducto.
El grupo Atlantia gestiona cinco mil km de autopistas, sobre todo en Italia, donde se encarga del 51% de la red del país.
El ministro de Transportes, Danilo Toninelli, dijo a la televisión estatal que la tragedia mostró el mal estado de la infraestructura del país y su falta de mantenimiento, agregando que "los responsables deberán pagar".
El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, se trasladó a Génova para visitar la zona de siniestro y reunirse con las autoridades locales en la sede de la Delegación del Gobierno.
REUTERS, EFE Y AFP