Los Estados Unidos "no tenemos miedo de nadie, con cualquier candidato que los mexicanos seleccionen".
Habla Roberta Jacobson, la embajadora estadounidense que termina su ciclo el próximo 5 de mayo, exactamente dos años después de haber jurado el cargo en el Departamento de Estado.
"Hay cosas de geografía que no se pueden cambiar", comentó durante una conversación con El Heraldo de México.
"Yo creo que muchos, si no todos los candidatos, entienden la importancia de la relación entre los dos países".Los tonos del diálogo pueden cambiar y Jacobson recordó que "todos los presidentes tienen el derecho de cambiar políticas, pero eso no significa que vamos a romper la relación o dañarla de manera fatal, y creo que hemos crecido bastante en esa área". Para la aún embajadora, el principal problema entre ambos países, está en lo que definió como "entendimiento" o comprensión en EU de la sociedad mexicana. "Todavía sigue una perspectiva de México que no es suficientemente sofisticada", señaló. Jacobson se dijo de acuerdo con expresiones de legisladores y funcionarios estadounidenses sobre la importancia que una buena relación bilateral tiene para el éxito de un Presidente mexicano y la estabilidad lograda en términos de la relación de seguridad, especialmente militar a militar. Pero esa vinculación "¿sobrevivirá a los tuits de Donald Trump?" se le preguntó. "No voy a comentar sobre los tuits, pero creo que se tiene que ser optimista para continuar trabajando, para avanzar en las relaciones que a veces pasan por momentos difíciles", comentó Jacobson, que con su salida de México termina una carrera de 30 años en temas vinculados con la política de EU hacia Latinoamérica en general y México en particular. Una carrera que la llevó como subsecretaria de Estado, a celebrar en abril de 2012 su cumpleaños y nombramiento con un sonado festejo en el que cerveza en mano, bailó salsa en compañía de la entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, en un club de Cartagena (Colombia). Pero gran parte de su carrera se dio bajo gobiernos republicanos, y de hecho fue con la administración de George W. Bush que profundizó su relación personal con México. Son 16 años de cercanía "y se han visto bastantes cambios", afirmó. "Como persona que he sido burócrata por 30 años, creo en la institución de la relación, de poner las raíces de instituciones en la relación", señaló la diplomática, una optimista autoconfesa. "Hemos construido una relación muy sólida que es esencial para nuestros pueblos", dijo. Los vínculos de los que habla son unos que en términos de comercio representan quizá 1.6 mil millones de dólares de intercambio diarios, con cooperación "en un montón de cosas", de protección ambiental a biodiversidad y seguridad. Son también millones de mexicanos en EU y millones de estadounidenses en México. La colaboración incluye Centroamérica. Lo que pasa ahí "afecta a los tres países" (Canadá, EU, México), dijo, por eso buscamos como ayudar a esas naciones, "porque si no atacamos las raíces (la migración) va a continuar de manera ilegal o no formal". En ese marco destacó que cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el primero entre dos economías desarrolladas y una en desarrollo, "había dudas de que funcionara, y creo que funcionó y han mejorado los estándares de vida en los tres países. "Eso no significa que no haya cosas que necesitamos cambiar para nuestros ciudadanos en EU y para asegurar que es de beneficio para todos, pero cuando enfrentamos esos retos de construir un nuevo sistema judicial, un Estado de Derecho... podemos decir que estamos formando una unión más perfecta". Y ese es un proceso en el que según Jacobson puede decirse que "México enfrenta ahora para construir su unión más perfecta, un Estado de Derecho, una trasparencia más real". Y reitera: "Creo que hemos profundizado la cooperación bilateral de manera muy profunda". Pero al mismo tiempo, "a pesar de todo, falta todavía entendimiento". Con todo, si es así no es por falta de empeño de la aún embajadora, tan cómoda en un salón diplomático como en el salón de baile Los Ángeles, en una reunión con empresarios como en un encuentro con activistas, y tan tranquila en una manifestación por los derechos homosexuales como en la pista de baile.
"Mi trabajo es conocer México desde el gobierno hasta gente común y corriente y tratar de entender lo máximo posible", alega. Todavía está por visitar un puesto de comida callejera: "Es la única regla que tengo, hay un montón de buenos restaurantes..."Pero al mismo tiempo no le hace el feo –al contrario– a un buen mole o a un buen tequila. Y la mascota familiar se llama Taco. El hecho es que hay tal vez dos millones de estadounidenses que consideran a México su casa. Pueden ser jubilados o migrantes simplemente. "Estamos hablando de incluir hasta 600 mil jóvenes y niños de esa población que fueron nacidos en EU y ahora viven en México con sus padres y necesitan muchas veces su documentación mexicana y estadounidense". Eso ha hecho necesario el establecimiento de una oficina especial dentro de los consulados. Se preocupa también, pero no es su responsabilidad, por la suerte de los Soñadores, los hijos estadounidenses de padres mexicanos indocumentados. Jacobson puede ser la funcionaria estadounidense más popular que haya habido en México, conoce personalmente a todos los candidatos presidenciales –no se ha reunido (todavía) con Margarita Zavala o Jaime Rodríguez como aspirantes independientes–. Destacó, en todo caso, la importancia de su participación como candidatos independientes: "Creo que es algo muy bueno para los votantes, pero es una situación en la que México debe decidir a donde quiere ir". "Todos dicen que es una elección clave un punto de inflexión", comentó. "No puedo decir que sea más importante que lo que se hizo en el dos mil o años atrás, pero claro que creo, como muchos mexicanos y estadounidenses que es muy importante", dijo. Los temas de la elección, según cita, son tres: corrupción, seguridad, economía, a veces en distinto orden, pero son cuestiones en los que los candidatos deben responder y no sólo con 280 caracteres "sino con políticas". Pero son temas que ha seguido de cerca por años y que se reflejaron cuando como subsecretaria de Estado ofrecía la ayuda de EU para indagar y resolver el secuestro de 43 estudiantes de Ayotzinapa (Guerrero) o cuando salió de la Embajada al frente de un pequeño grupo para expresar su apoyo a manifestantes pro-derechos homosexuales. En un español prácticamente perfecto, Jacobson reiteró que pese a que hay una considerable población mexicana en EU y relaciones culturales familiares y comerciales son "muy profundas", prosigue "lamentablemente" una perspectiva de México que no capta del todo la sofisticación de la economía, de la población, de los retos que enfrenta de y como se trata de superarlos. Jacobson pasó al menos 15 de sus 20 años en el Departamento de Estado enfrascada muy de cerca de las relaciones entre EU y México: como directora de la Oficina de México en el Departamento de Estado, como subsecretaria adjunta para México y Canadá, como subsecretaria asistente, como subsecretaria para el Hemisferio Occidental y finalmente, como embajadora en México. Y en su opinión México ha cambiado. "Es un cambio bastante grande y creo que es algo muy saludable para la democracia en México", expresó la diplomática, al señalar que implica un cambio muy fuerte, uno en el que tanto políticos como ciudadanos se tienen que adaptar a la transparencia y la rendición de cuentas. Y parte de ese ajuste es el sistema nacional anticorrupción, que todavía tiene carencias y le falta la confianza de la ciudadanía. Pero en opinión de Jacobson, que haya un debate abierto, fuerte, antes de las elecciones es un logro y un reto para todos los países. POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS