Pelo largo, un tesoro devaluado en Venezuela

  La desesperación por comida y los pocos medicamentos disponibles en Venezuela ha llevado a las mujeres a vender lo único que les queda: su cabello. Pero también las ha hecho presas de ladrones que las someten y hurtan sus melenas para extensiones y pelucas. En la frontera con Colombia, en la ciudad de Cúcuta, donde a diario transitan 45 mil venezolanos en busca de víveres o tratando de vender productos, ha surgido un nuevo tipo de comerciantes, que conocidos como cazapelos ofrecen comprar la cabellera de las venezolanas. La rapidez de esta transacción ha sido atractiva para el crimen, el robo de cabello se ha vuelto una opción para conseguir dinero rápido y fácil, en un país donde este año se espera una inflación de 13 mil por ciento. Una trenza puede costar desde miles de bolívares, hasta millones, si se trata de cabello natural rubio. Pero vender la cabellera alcanza apenas para pagar un par de productos básicos: un litro de leche cuesta 140 mil bolívares; un kilo de detergente en polvo 750 mil bolívares y un paquete de ocho rollos de papel sanitario 695 mil bolívares. Los anuncios de compra y venta de cabello abundan en internet:
Tengo dos trenzas de 36 cm cada una, en Caracas, cuánto ofrecen”, se lee en uno de ellos.
“Compro cabello natural de más de 50 cm, no maltratado, precio según calidad", se lee en otro. Un cazapelos que prefirió identificarse como José Antonio, explicó a El Heraldo de México que el precio varía mucho según la calidad, largo y color del cabello, las mejores son conocidas en el mercado como “pelo remy”.
Valen más las melenas largas de más de 50 cm, que sea color virgen, sin tinte o mechas, también es importante que el cabello esté parejo, sin capas o degrafilado. Las melenas rubias naturales son las más valiosas”.
Sobre el robo de cabello, que en los últimos años se ha agudizado, sobre todo en ciudades como Maracaibo, Caracas y Valencia; José Antonio reconoció que es difícil conocer el origen del cabello que se compra. “Hay quien viene y se corta aquí el cabello, pero también hay personas que llegan ya con la trenzas cortadas, dicen que son de un familiar que las mandaron a venderlo”. En Venezuela, las ladronas de cabello son conocidas como pirañas, porque actúan rápidamente en grupo. Medios locales han dado cuenta de casos desde 2013, incluso en centros comerciales y playas. José Antonio hace con dos personas más sus propias cortinas de cabello que dice aplicar en su salón en Maracaibo. Sus clientas en su mayoría son colombianas y les cobra entre cuatro y siete millones de bolívares por la aplicación de las cortinas. Pero, contó, algunas de las melenas venezolanas terminan en fábricas europeas con sede en China. Una vez cortado pasa por un proceso de lavado, desinfección y acondicionamiento. Se busca que el pelo tenga la misma dirección para evitar enredos. Con peines industriales, el cabello es separado en coletas, luego cocido para hacer las cortinas para extensiones. Aunque no hay cifras exactas del valor de este mercado, se ha documentado que el mayor exportador a escala mundial es India; y de cabello rubio son Bielorrusia y Ucrania. Los mayores consumidores son Estados Unidos y la Unión Europea. Hasta el momento ningún material sintético ha logrado igualar, la textura y caída del cabello natural, ademas que éste es más resistente al uso de técnicas de calor como plancha o secadora. POR ALEJANDRA MARTÍNEZ FERNÁNDEZ
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