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Silvio Berlusconi: "il cavalieri está de regreso"

MUNDO

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Hace 23 años un exitoso hombre de negocios envió una cinta de video a los canales de noticias. "Sentado en una oficina (falsa), leyó una declaración preparada previamente a través de un telepronter," recordó el diario británico The Guardian. Era en cierta forma, el anuncio de una nueva era política, en que los hechos eran menos importantes que la imagen. Pero no se trataba de Donald Trump ni de Estados Unidos. El país era Italia y el empresario era Silvio Berlusconi, que anunciaba su entrada a la carrera por el gobierno. La primera reacción fue de burla y el señalamiento de la creación de un movimiento llamado Forza Italia, meses antes de una crucial elección general, fue tomado como una broma. Pero el movimiento berlusconista se convirtió pronto en el mayor partido italiano, incluso en enclaves considerados como seguros para otros partidos, el comunista incluido. Berlusconi dominaría la política italiana durante 11 años: ganó elecciones en 1994-1995; de 2001 a 2005; de 2005 a 2006 y de 2008 a 2011, y perdió por un puñado de escaños en 2006. De hecho, bien podría ser considerado como el político dominante en la Italia de fines del siglo XX y principios del XXI. Entre 1994 y 2011 el empresario fue convertido en político y transformado en jefe de gobierno. Fue primer ministro cuatro veces, cayó en desgracia, estuvo en el centro de un escándalo sexual, fue condenado a cárcel por fraude fiscal pero se salvó por su edad. Pero a sus 81 años y cuando su obituario político parecía escrito, Silvio Berlusconi es otra vez el hombre determinante en la política de su país. Hoy es el favorito para salir victorioso, aunque tal vez no quien quede al frente en las elecciones del próximo 4 de marzo. A menos que haya un sorpresivo fallo de exoneración o inocencia antes de los comicios, Berlusconi no puede ser electo por sus problemas legales y una condena a cinco años por fraude fiscal. Pero nada evita que se pueda convertir en el "hacedor de reyes" al frente de una coalición de partidos que puede ser el fiel de la balanza, el peso que defina el próximo gobierno. En junio de 2011, Berlusconi fue expulsado del Parlamento en medio de un escándalo por corrupción. "Creímos que nos habíamos librado de él", escribió la periodista Silvia Mazzini. El escándalo fue aderezado además por acusaciones sobre orgías con mujeres, incluso algunas menores de edad, en su palacete de Villa Certos, escenario también de reuniones de gabinete y encuentros de negocios, en la isla mediterránea de Cerdeña. El bunga bunga era la forma en que se refería a sus versiones, y este término se convirtió en una definición de orgía con un político poderoso y mujeres menores de edad. Y ahí surgió el mote de Papito que le puso Noemi Letizia, joven de 18 años invitada a sus festejos y receptora de joyas que ambos insisten fueron sólo por afecto.Pero también, se dice, fue la razón del segundo divorcio de Il Cavalieri. Pero claro, hubo otras como Karima el-Mahroug, mejor conocida como Rubi, que más bien recibió efectivo que invirtió en propiedades. Para muchos, Berlusconi fue Trump antes que este último dejara de ser un chiste y se convirtiera en presidente de EU. Las similitudes no han dejado de llamar la atención: Berlusconi basó su carrera política en una imagen pública de exitoso empresario, en su caso de televisión y deportes, mujeriego y con un mensaje populista, opuesto al establecimiento político tradicional y en choque con las políticas económicas europeas. Trump basó su campaña en una imagen antiestablecimiento, de empresario de bienes raíces, involucrado exitosamente en programas de televisión y una reputación de don Juan. Berlusconi hizo su fortuna de unos siete mil millones de dó- lares con empresas financieras como Fininvest. Éstas, ayudaron a la creación de las primeras cadenas de televisión privadas de Italia, y sus intereses en el club de futbol profesional AC Milán, que vendió en abril pasado por 830 millones de dólares. Pero los escándalos alrededor de Il Cavalieri, como es conocido en Italia, por una condecoración de la Orden al Mérito del Trabajo, sólo parecen haber servido para solidificar su poder. O de acuerdo con el Manual de la Italia Contemporánea editado por Routledge, para subrayar el vacío político en el país: Berlusconi es quien gobernó Italia por más tiempo desde Benito Mussolini, gracias a un estilo mezcla de populismo y, según algunos, autoritarismo. Casado y divorciado dos veces y cinco hijos de esas uniones, más la unión libre actual; fue también parte central en una espectacular separación legal que llevó a su segunda esposa, Verónica Lario, a salir con un palacio valorado en 100 millones de dólares y una pensión anual de 48 millones de dólares. Berlusconi se presenta hoy como un moderado, antipopulista y proeuropeo, frente al populismo derechista, anti-europeo de grupos entre los que sobresalen sus antiguos aliados del Movimiento de las Cinco Estrellas, encabezado por el ex comediante Beppe Grillo.El vuelco es espectacular. Después de todo, los partidos que creó en los últimos 25 años, Forza Italia, primero y Pueblo de la Libertad, después tuvieron una propuesta política populista, antieuropea y de derecha. ¿Seguirá Donald Trump ese ejemplo? POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS