El planteamiento mismo resulta una provocación y crea polémica, pero está en el aire desde que el presidente Donald Trump expresó sus dudas sobre el Tratado Norteamericano de Libre Comercio (TLCAN) y su intención de renegociarlo, o abandonarlo.
Pero el tema es mas complicado que eso. La creación del TLCAN en 1994 introdujo una dimensión económica a un debate político y cultural.
"Con y sin TLCAN hay una región de América del Norte que abarca Canadá, los Estados Unidos y México", señaló John Bailey, profesor emérito (retirado) de gobierno en la Universidad de Georgetown y un especialista en las relaciones Estados Unidos-México.
"El TLCAN es un conjunto de acuerdos legales destinados a facilitar el comercio y la inversión. Su desaparición eliminaría una capa de apoyo para la economía regional, pero la región continúa" señaló Bailey al expresar a El Heraldo de México que "en la actualidad, incluso con la retórica del presidente Trump, veo más continuidad que cambio".
Si el TLCAN desapareciera, consignó por su parte Andrew Selee, del Migration Policy Instittute de Washington, "no me queda claro que sobrevive una región robusta de América del Norte, pero quizás quedará la sensación de pérdida y la aspiración a recuperar lo poco que existía y ahora apreciarlo y fortalecerlo".
Para otros sin embargo es solo una abstracción surgida entre 1990 y 2016 y que América del Norte es un "algo" que existe hace años entre Canadá y Estados Unidos.
Hay quienes piensan que es una región definida por geografía, comercio, geopolítica y sociedad.
Teóricamente al menos América del Norte puede ser tan reducida como la noción tradicional, limitada a los paises anglosajones de Canadá y Estados Unidos.
Pero esa formulación fue desafiada y corregida luego con la visión representada por el Tratado Norteamericano de Libre Comercio (TLCAN), que incorporó México a Norteamérica.
La noción, en todo caso, parece estar también en evolución. De hecho, la geopolítica, la economía y la seguridad parecen llevar los límites de América del Norte tan al norte como la capa polar y tan al sur como Panamá.
De hecho, en términos estrictamente geográficos la región norteamericana es compuesta por 23 paises -Canada, Estados Unidos, México, los países centroamericanos y Panamá, y las islas del Caribe-.
"Para cualquiera que la integración económica y demográfica entre Estados Unidos, Canadá y México- y en menor medida Centroamérica- tiene que llegar a esa conclusión", comentó Peter Hakim, presidente emérito del grupo Interamerican Dialogue, en Washington.
Y si no existido antes ahora las cosas son distintas.
"Los crecientes vínculos políticos, económicos y culturales entre los tres países la hacen cada vez mas una realidad", consideró Eric Olson, del Wilson Center.
"Esto no quiere decir que no haya problemas, realzados por el antimexicanismo de Trump a la cabeza de tensiones y sus amenazas contra el TLCAN (Tratado Norteamericano de Libre Comercio-TLCAN).
"Pero Trump no puede deshacer, y no lo hará, los vínculos regionales norteamericanos", señaló por su parte Bruce Bagley, profesor especializado en America Latina de la Universidad de Miami.
Pero otros tienen una visión distinta.
De hecho Carlo Dade, director de Inversión y Comercio de la Fundación Canada West y catedrático de la Universidad de Ottawa, consignó que "la idea de una "América del Norte grande", como la Unión Europea, esta muerta", pero se traslada a una visión mas modesta, regional y sectorial. Agricultura y energía, Tijuana-San Diego, son los ejemplos de esa tendencia.
Raul Benìtez Manaut, de la Universidad Autónoma de México, consideró que la idea y la pregunta alrededor del TLCAN y su impacto "son abstracciones de figuraciones que se hicieron entre 1990 y 2016 (...) Sin embargo, sí existe una América del Norte ente Canada y los EEUU desde los años 50".
Para el economista Pablo Ruiz Nápoles, profesor de la Facultad de Economía de la UNAM, el problema es similar. "Para los estadounidenses, Norteamérica son Canadá y los Estados Unidos", indicó. Pero anotó que los lazos entre Estados Unidos y México son fuertes y "la vida entre ambos paises sigue y seguirá con o sin TLCAN; con o sin Canada".
Carlos Malamud, especialista en temas latinoamericanos del Real Instituto Elcano de Madrid, tuvo por su parte una visión mas matizada.
"Desde una perspectiva geográfica es posible hablar de una región norteamericana. Económica y socialmente es más complicado. Es verdad que el TLCAN facilitó e impulsó los intercambios y la integración de determinados sectores productivos en cadenas globales de valor, pero al no existir libre circulación de personas la entidad regional es menor", apuntó.
De hecho, en cierta forma se hizo eco de las dudas expresada por el fallecido intelectual canadiense Stephen Clarkson, que en su libro "Does North America Exists?" (¿Existe Norteamérica?) destacó la década pasada las ansiedades en los tres países sobre cuestionamientos a su respectivas soberanías y consideró que los prospectos para una mayor integración eran negativos.
"En tanto que la integración norteamericana hable el lenguaje del interés propio corporativo en vez de una identidad continental, los factores materiales prevalecerán sin construir la conciencia subjetiva necesitada para formar una comunidad política", indicó.
Richard Miles, del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS) de Washington, hizo notar que ser puede hablar de una Norteamérica en términos económicos. Pero en lo social y lo político "sería una exageración".
Pero otros no tuvieron dudas. La existencia de una región norteamericana resulta evidente para Cesar Romero, editor de la revista electrónica Somos Americanos, y clara para Nadia Peimbert, de The Nature Conservancy, que coincidieron en hacer notar que los crecientes vínculos económicos, sociales y culturales sobrevivirán incluso la desaparición del Tratado Norteamericano de Libre Comercio (TLCAN).
"Casi siempre olvidamos que al norte del muro del señor Trump se encuentra la segunda mayor concentración de católicos e hispanohablantes del continente", subrayó Romero.
"Nuestras economías están tan conectadas, que la relación comercial/económica/financiera seguirá fortaleciendo los lazos entre los tres países con o sin TLCAN" precisó Peimbert. "Todos se benefician" de sostener y fortalecer vínculos, agregó.
De hecho algunos mas, como Dade, se trabaja por salvar lo posible del TLCAN.
Por José Carreño Figueras