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¿Qué es la tiroides, cuáles son sus síntomas y qué alimentos consumir para controlarla?

GASTROLAB

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El 60 % de las personas que tienen una enfermedad tiroidea no saben que la padecen. Esto se debe, en la mayoría de los casos, a la inespecificidad de los síntomas y/o al desconocimiento de los mismos. Es importante mencionar que las mujeres son 8 veces más propensas que los hombres a desarrollar algún tipo de patología tiroidea.

La tiroides es una glándula pequeña en forma de mariposa que se encuentra en la garganta, por debajo del cartílago tiroides que es el que se le conoce coloquialmente como “Manzana de Adán”.

La función de la Tiroides es, a grandes rasgos, la regulación del metabolismo corporal en donde se incluyen procesos como la regulación y metabolismo de las grasas y los carbohidratos, la regulación de la temperatura, el ritmo cardiaco, el calcio circulante en sangre, entre otras.  Estos procesos se logran a través de la interacción de las hormonas tiroideas con las células del cuerpo. Dichas hormonas, llamadas tiroxina o T4, y Triyodotironina o T3, se sintetizan dentro de la glándula tiroides en respuesta al estímulo de la Hormona Estimulante de Tiroides o TSH la cual es secretada por la glándula Hipófisis. También, la glándula tiroides sintetiza otra hormona encargada de la regulación de los niveles circulantes de Calcio y Fósforo, llamada Calcitonina.

Hay varias situaciones que pueden contribuir con la disfunción de la glándula tiroides o con un desbalance de las hormonas tiroideas. Estas incluyen comorbilidades, otras alteraciones o enfermedades endocrinas, el estrés, la alimentación, aporte deficiente de nutrientes, toxinas ambientales, entre otras.

Las enfermedades tiroideas se clasifican de acuerdo a la alteración en la producción de las hormonas tiroideas en: Hipertiroidismo, la glándula produce T3 y T4 en cantidades excesivas, en Hipotiroidismo éstas se producen en cantidades insuficientes. La etiología de estas patologías puede ser autoinmune, tumoral (tanto benigno como maligno), infecciosa, química o farmacológica, o traumática. En este artículo sólo detallaremos el Hipotiroidismo por ser la más frecuente en la población general, y por la importancia que tiene la alimentación en la prevención y el tratamiento de la misma.

HIPOTIROIDISMO  

Como ya mencionamos, en el hipotiroidismo la glándula tiroidea no produce suficientes hormonas, provocando que los procesos metabólicos disminuyan o se alenten. Los síntomas que se pueden llegar a presentar son: 

  • Fatiga
  • Ganancia de peso
  • Intolerancia al clima frío
  • Cabello y piel seca
  • Irregularidades menstruales
  • Edema periférico
  • Dolor muscular y de articulaciones
  • Pérdida de cabello
  • Depresión
  • Estreñimiento
  • Arritmias cardiacas
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¿Qué hacer para mantener una tiroides sana?

1. Revisa tus niveles en sangre

importante realizar estudios de sangre periódicamente en donde se incluyan niveles hormonales para detectar alguna alteración tiroidea de manera oportuna, o cuando tengas síntomas sugestivos de esta enfermedad. Al hacerte análisis, es importante incluir TSH, T4 Libre, T3 Libre y T3 Reversa, así como anticuerpos antitiroideos.

En algunos casos, se tendrá que dar seguimiento con estudios de imagen de la glándula para establecer la etiología y tratamiento de la enfermedad. Hay que recalcar que no podemos hacer un diagnóstico basado solamente en alteraciones bioquímicas, esto quiere decir que debe de haber una correlación clínica (incluyendo signos y síntomas) con los estudios de sangre. Esto cobra relevancia al mencionar que existe una variante de la enfermedad denominada hipotiroidismo subclínico en la que el paciente presenta todos los síntomas, pero los niveles hormonales no se encuentran alterados de manera suficiente para realizar el diagnóstico.

2. Alimentación

¿Qué debo de evitar consumir?

  • Limita el consumo de gluten: La estructura molecular del gluten es muy parecida con la estructura de las células de la glándula tiroides, provocando una respuesta autoinmunitaria por mimetismo molecular cuando lo consumimos. Este efecto se ha encontrado únicamente en pacientes diagnosticados con Tiroiditis de Hashimoto, en los cuales se ha descrito una coexistencia de esta enfermedad con Enfermedad Celíaca en una gran cantidad de de pacientes. Sin embargo, esto aún no se encuentra extensamente descrito en la bibliografía científica, por lo que se prefiere evitar su consumo en todos los casos.
  • Evita el consumo de soya: La soya tiene propiedades bociogénicas (provoca un crecimiento de la glándula tiroides) cuando la ingesta de yodo en nuestra alimentación está limitada. Las isoflavonas de la soya inhiben la actividad de la TPO, enzima responsable de la producción de las hormonas tiroideas. Por lo tanto, hay una reducción en la síntesis de estas.
  • Elimina el consumo de lácteos: La caseína, que es la proteína de la leche, tiene una contribución proinflamatoria en el cuerpo. Se ha descrito que cualquier proceso inflamatorio crónico y generalizado puede provocar una disfunción de la glándula tiroidea. Se recomienda evitar su consumo.
  • Elimina toxinas: Las toxinas que encontramos en el medio ambiente son consideradas como los principales disruptores hormonales para el buen funcionamiento de la glándula tiroides.
  • Evita la exposición al Bromo: El bromo compite por los receptores que se encuentran en la glándula tiroidea para capturar el yodo, bloqueando la captura y utilización del yodo para producir T3 y T4. Éste se encuentra en: pesticidas, algunos refrescos, plásticos, medicamentos, etc.
  • Evita comer crucíferas: Las crucíferas como coliflor, brócoli, repollo, coles de bruselas, semilla de mostaza, nabo, y rábano, ejercen una actividad antitiroidea por contener un compuesto llamado glucosinolatos, el cual, al ser hidrolizado, libera una sustancia conocida como goitrina. Este compuesto interfiere con la síntesis de las hormonas tiroideas, además contribuye a la formación de bocio.

¿Qué debo de incluir en mi alimentación?

  • Alimentos ricos en yodo: El yodo es un compuesto importante para la tiroides ya que representa el principal precursor para la producción de las hormonas tiroideas. Anteriormente, la deficiencia de yodo era la primera causa de hipotiroidismo. Es importante que se mantenga un buen consumo de este para prevenir cualquier tipo de enfermedad tiroidea por su deficiencia. Sin embargo, no hay que exceder la cantidad de ingesta recomendada, ya que el exceso se asocia a el desarrollo de tiroiditis autoinmune.

Algunos alimento ricos en yodo que puedes consumir son: algas como el Kelp, semillas de calabaza, y peces de agua fría como las sardinas.

  • Alimentos ricos en fibra: Las personas con hipotiroidismo frecuentemente tienen problemas de estreñimiento. Es necesario aumentar el consumo de fibra para mejorar el tránsito intestinal, aunado a un consumo adecuado de agua natural.
  • Omega 3: Las semillas de hemp, chía, linaza y los pescados de agua fría contienen omega 3, el cual contribuye de manera importante en el buen funcionamiento de la glándula tiroidea y de las hormonas, así como ayudar a disminuir la inflamación.

3. Suplementación nutrimental

La suplementación juega un papel importante tanto en la prevención de la enfermedad tiroidea, como en el tratamiento:

  • Yodo: 300 mg al día. El yodo se absorbe en la glándula tiroides para participar como precursor en la síntesis de las hormonas tiroideas (evitar en Tiroiditis de Hashimoto).
  • Hierro: Administrar hierro junto con el yodo ayuda a mejorar los resultados respecto a la función tiroidea.
  • Selenio: 200 mg al día. Es esencial para la producción y conversión de hormonas tiroideas. En individuos con tiroiditis de Hashimoto la suplementación puede reducir los niveles de anticuerpos, además es el mineral encargado de regular la “toxicidad” por yodo.
  • Vitamina D: 5,000 UI al día. La suplementación de vitamina D es importante para impedir el desarrollo de enfermedades autoinmunes en general, en las que se incluye la tiroiditis de Hashimoto.
  • Ashwagandah: 500 mg al día. Posee una poderosa acción estimuladora de la tiroides. Ayuda a disminuir el cortisol y balancear los niveles de T4.
  • Zinc: 50 mg al día. Es esencial para la conversión de la hormona tiroidea T4 a su forma activa T3.

Recuerda que debes de consumir la forma metilada de los suplementos para tener una correcta absorción. [nota_relacionada id=995496]

Por Valeria Zerón

Nutrióloga Funcional de Bienesta

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