Es muy probable que la fermentación en los alimentos se haya descubierto de manera accidental hace mucho tiempo, y es que este proceso definitivamente no es nada nuevo, ya que productos como la cerveza, el vino, la soya y, el vinagre han existido desde hace siglos.
Los alimentos fermentados se obtienen al convertir carbohidratos en alcohol o ácidos orgánicos, usando microorganismos como moho, bacterias o levaduras, con los que se lleva a cabo un proceso de oxidación de estos seres vivos, sin necesidad de utilizar oxígeno.
Pero ahora, con toda esta moda de comida healthy, tenemos otros alimentos fermentados que prometen muchos beneficios para la salud. Tal es el caso del kéfir, chucrut, miso, natto, kimchi y la kombucha. Los últimos dos mencionados han resaltado especialmente este año, seguramente varios de ustedes ya han visto incluso en supermercados kombucha de producción nacional.
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El kimchi, proveniente de Corea, tanto del norte como del sur, es una preparación hecha con col china fermentada, declarada como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la UNESCO en 2015. Su olor es fuerte y su sabor salado.
Es un must en el día a día de la cocina coreana. Dependiendo de la región, se preparan de diferente manera, pero lo más común es que lo encontremos preparado con pimiento o chile rojo molido, ajo y cebolla.
La kombucha es una bebida cuya base es un té endulzado, fermentado por diversos microorganismos.
Tanto la kombucha como el kimchi aportan beneficios para el organismo: mejoran la digestión por los probióticos que contienen. Además, el kimchi combate la obesidad.
Estos fermentados están en auge, ya que los agentes fermentadores los tenemos muy a la mano en la actualidad. En tu casa podrías preparar kombucha mezclando agua, té, azúcar y un scoby, que son bacterias y levaduras que provocan la fermentación; o bien kimchi, que se prepara con una salsa y especias, dejándolo fermentar fuera del frío.
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Por Ana Martorell Chef
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