Después de reunirse en un evento llamado Beer Hub, 20 cervecerías mexicanas construyeron en conjunto la receta de una cerveza muy particular: Funk Guanábana, una belgian witbier con notas de guanábana, y que ya se puede encontrar en algunos bares y cervecerías del país.
Primus, Wendlandt, Allende, Urbana, Cru-cru, Fortuna, Norte Brewing Co., Tres Eles, Mamut, Cinco de Mayo, Concordia, Maladueño y Cervecería Tijuana son algunas de las productoras que participaron en este proyecto.
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“Buscábamos un ingrediente que conviviera con una witbier, que se balancearan bien”, explicó , director de Casa cervecerba Cru-cru. Por eso, estando las cervecerías reunidas en Tijuana, se dividieron en dos equipos; uno intentó con la jamaica como elemento extra y el otro optó por la guanábana. Estos últimos convencieron al resto de utilizar el ingrediente tropical.
“Desarrollar la receta fue un proceso de dos semanas, mientras nos mensajeábamos por Whatsapp entre todos y nos poníamos de acuerdo. Queríamos que la pulpa de la guanábana fuera natural y que no tuviera conservadores”, detalló el empresario.
El Heraldo de México tuvo oportunidad de probar la Funk Guanábana en las instalaciones de Cru-cru, en la Ciudad de México. La cerveza artesanal de guanábana es de sabor ligero y refrescante, con aromas ligeramente afrutados y de color amarillo claro, con reflejos dorados. Tiene 4.8% de volumen de alcohol y se sirve del barril; un vaso tiene un precio de 70 pesos en este establecimiento.
Acerca del maridaje, de la Reguera recomienda comida fresca. “A mí se me antoja mucho con comida del mar, con un pescado a la talla, ceviches y aguachiles. También creo que puede ir muy bien con algunos postres, con un pan de elote o una rosca de reyes; como la cerveza tiene semillas de cilantro, lo mismo que estos panes, puede potencializar los sabores”, dijo sobre la cerveza de guanábana.
Un secreto en la Romita
Entre los callejones estrechos y coloridos que distinguen la Romita, la zona de la Roma que aún no está afectada por la gentrificación y que fuera locación de Los olvidados (Luis Buñuel), también se encuentra la fábrica de Cru-Cru.
El espacio es una casona que data de la época colonial, época en la que fue habitada por monjes del ahora conocido como Templo de San Francisco Javier. Después, a finales de los sesenta e inicios de los setenta, este lugar lo compró el excandidato a la presidencia Gilberto Rincón Gallardo.
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“La habitó hasta por agosto del 85. Se muda y tiembla, se cae toda la colonia, pero no se esta casa. Entonces, él (Rincón Gallardo) decide rehabitar la casa y hacer un centro para reconstruir la Roma desde aquí. Así que fue una casa que ayudó en el terremoto del 85, de hecho tenemos un mural de los topos en homenaje”, contó de la Reguera.
Casa cervecera Cru-Cru está instalada aquí desde 2015. Durante todo ese tiempo sólo estaba abierta al público para las clases de salsa que imparten (los jueves, de 19:30 a 21 horas) y para los tours cerveceros del Turibus. A partir de este año, todo fan de la cerveza puede visitar las instalaciones y probar las delicias que se producen aquí, de jueves a sábado entre las 18 y 20 horas.
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Por Anaid Ramírez
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