México es un país sumamente privilegiado a nivel geográfico. Nuestra diversidad se encuentra dentro de las más ricas en todo el mundo, y sin duda la proporción de estar rodeados de 70 por ciento costa y 30 por ciento tierra, aproximadamente, también contribuye a que seamos una de las potencias de distribución de productos marinos de alta calidad en todo el mundo.
Desde la década de los 60 y 70, con el auge de nuevas distribuidoras y cooperativas pesqueras, existió un gran crecimiento económico y nuevos canales de distribución hacia el extranjero, especialmente a Estados Unidos, Corea, Japón y China, que siguen vigentes hasta la fecha.
Tomando en cuenta lo anterior, es sorprendente que el consumo de pescado per cápita del mexicano esté, de acuerdo con el Consejo Mexicano de Promoción de los Productos Pesqueros y Agrícolas (COMEPESCA), en 13.2 kilos. La cifra es reducida si la comparamos con el consumo per cápita de Japón, de 65 kilos, y con el de la Unión Europea, de 25 kilos en promedio.
Los mexicanos deberíamos de cambiar nuestros hábitos alimenticios y empezar a introducir las proteínas marinas, especialmente el pescado, como parte de nuestra dieta. No solamente nos referimos al consumo de “bacalao y tortitas de camarón” en las fiestas decembrinas, sino hacer un cambio estructural verdadero en nuestro menú semanal.
LA IMPORTANCIA DE INCLUIR PESCADO EN LA DIETA
Los pescados, especialmente aquellos como el salmón, las sardinas, la trucha y la macarela, tiene una alta concentración de Omega 3, que reduce la probabilidad de tener problemas cardiacos, cáncer de piel y demencia senil, además de aportar otros beneficios. En general estos ácidos grasos son extremadamente benéficos para nuestro cerebro y su desarrollo en todas las etapas.
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Foto: Especial[/caption]
Cuando consumimos chicharrón de cerdo o pollo frito, nos comemos de manera gozosa la piel de estos animales; pero cuando vamos a comer pescado se la quitamos. Y justo es esa parte del pescado, la piel, la que tiene mayor concentración de nutrientes.
Otro punto benéfico en el consumo diario de pescado es que se trata de una de las fuentes de colágeno más biodisponibles, por arriba que el cerdo y la vaca. Esto significa que nuestro cuerpo tiene una mayor eficiencia para absorber colágeno, que se utiliza a su vez en la mayoría de los tejidos conectivos que crean distintas partes, como la piel, los músculos, los huesos y los ligamentos.
Si no nos interesa mucho consumir pescados azules, que son los que tienen mayor índice de grasa y por lo tanto mayor contenido de ácidos grasos saludables, podemos recurrir a pescados magros, también comúnmente llamados de carne blanca. Es recomendable que no solamente se consuma el filete, sino la piel, la cabeza y el pecho para aprovechar al máximo los beneficios que nos puede aportar este animal.
Por Sofía Hernandez / De Garo Jamat
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