Últimamente hemos escuchado mucho sobre las maravillas que el aceite de coco aporta a la salud. Lo dicen los entrenadores de gimnasio, los coaches, las amigas, todo mundo. Entonces ahí vas, dispuesto a probar el famosísimo aceite de coco, cambias el aceite que usabas antes para cocinar por éste, y estás convencido de que el aceite de coco es mejor, porque así te lo han dicho, pero ¿realmente sabes qué hay detrás? La cruda verdad es que grasa, es pura grasa.
El aceite de coco es un tipo de grasa saturada y hace años estaba "satanizado", pues subía los niveles de colesterol. Finalmente, después de estar en boga, han surgido argumentos que aseguran que las grasas saturadas realmente no son tan malas para nosotros.
El aceite de coco ha tomado fama debido a que contiene, en su mayoría, ácidos grasos de cadena media pero, ¿qué es eso? Son aquellos que cuando los ingerimos pasan directamente del aparato digestivo al hígado y de ahí al torrente sanguíneo, es decir, pueden ser usados como energía, ya que no se almacenan tan fácilmente. Esta característica ha hecho que mucha gente afirme que ayudan a perder peso. Pero la realidad es que los estudios que tocan este punto son pocos.
¿Es mejor el aceite para cocinar?
Los aceites vegetales tipo de soya, maíz y canola no son la mejor opción. El aceite de coco, al ser saturado, aguanta mucho más el calor, por lo que no se modifican las propiedades del mismo.
Puede ser útil para cocinar siempre y cuando tomes en cuenta que finalmente es grasa. Una cucharada tiene 117 calorías y 14g de grasa.
Ahora ya sabes lo que hay realmente atrás de la moda del aceite de coco, úsalo con medida, y si tu objetivo es perder peso, recomiendo que no lo incluyas en cantidades grandes ni de manera cotidiana en tu dieta.
Por Mariana Godoy
Licenciada en Nutrición y Ciencias de los Alimentos por la Universidad Iberoamericana