Muchos de nosotros estamos acostumbrados a comprar cierto color de huevos basándonos sólo en el aspecto y sin realmente saber cuáles son sus características. Algunos sólo toman el primer cartón que se les cruza, sin saber si son frescos o no.
Los huevos vienen en dos presentaciones, blancos y cafés. Si se han fijado, los cafés son un poco más caros que los blancos y una de sus principales diferencias se nota en la clara, ya que la de los cafés es ligeramente más liquida, mientras que la de los blancos es más espesa. Sin embargo, los nutrientes son los mismos.
Yo prefiero comprar blancos. Pero, si contienen los mismos nutrientes, ¿por qué los cafés son más caros? Verán, los huevos blancos son de gallina blanca, mientras que los cafés los ponen las gallinas de plumaje rojo. Entonces, como son más comunes las gallinas blancas hay mayor producción de huevos blancos y, como bien sabemos, entre menos producto haya el precio es más elevado.
Lo realmente importante es saber diferenciar si un huevo es fresco o ya es viejo. Un amigo me dio este tip y ahora cuando voy al súper parezco loca checando cada huevo: los huevos frescos tienen la cáscara lisa, mientras que los más viejos son más rugosos. Lo malo del asunto es que en un mismo paquete puede haber lisos y rugosos. Explíquenme quién empaca los huevos, hacen que mi compra semanal sea más tardada de lo normal.
Y bueno, si como yo alguno de ustedes se ha enfermado de salmonela a causa de un huevo, seguramente a partir de ese momento viven con el temor de comer huevo crudo. Bueno, pues un buen dato es la salmonela se encuentra en la cáscara y no al interior del huevo, ahí la importancia de comprarlos lo más frescos.
Así que cada vez que los compren imaginen que son fresas y desinféctenlos antes de echarlos a la canasta. Y si están pensando en lo anticuada que soy por guardarlos en una canasta, les diré que el cartón es un incubador de enfermedades. Así que les recomiendo ampliamente comprarse una canasta de huevos o bien llevarse alguna de casa de sus mamás o abuelas.
Por Ana Martorell