Pablo Salum es un activista argentino se ha encargado de desmantelar poderosas organizaciones coercitivas a lo largo de América Latina, desde que logró escapar de una mal llamada "secta" que actualmente se encuentra bajo investigación con todos sus integrantes encarcelados: la escuela de yoga de Buenos Aires. Incluso trató de lanzar una ley en México apoyado por el Partido Verde (PVEM) en apoyo a las víctimas de gurús.
Como víctima y sobreviviente de una organización coercitiva donde había explotación laboral y sexual, ha desarrollado un método de rescate de posibles víctimas del mismo modus operandi que pueden ser amigos tuyos, incluso familiares o simplemente alguien que conoces y que tiene problemas debido a que pasa por un estado de ánimo vulnerable que lo hizo un blanco fácil de captar.
Cómo ayudar a un ser querido que fue captado por una secta
Son nueve pasos los que recomienda Salum en el blog de la Red Librementes, donde se encarga de distribuir todo el material informativo sobre sectas que ha logrado acumular con el paso del tiempo, pues lleva aproximadamente 30 años en la lucha por la libertad de las personas. Enseguida las enumeramos:
No culpabilizarse
Salum advierte que los únicos culpables son los gurús, apóstoles, líderes, pastores o como quieran llamarse los jefes de las organizaciones coercitivas. La culpa únicamente te llevará a creer que debes luchar solo, y te atormentarán preguntas como "¿qué hice mal?". Lo mejor es unirse como familia, y continuar siendo gente cercana a los adeptos, ya que son la mejor oportunidad de recuperar a alguien "perdido".
No intentar convencer al adepto
Cuando se argumenta en contra de las organizaciones coercitivas, con ataques directos, insultos y otras técnicas, únicamente se logra que el adepto tenga un vínculo mucho más fuerte con el líder. Entre otros consejos, asegura que nunca se debe llamar "secta" a su grupo, no propiciar rupturas familiares ni de comunicación.
Cuidar el lazo con el adepto del modo que sea posible.
Por lo anterior, se sugiere siempre estar en comunicación, frecuentar al adepto aunque suela ser desagradable. Incluso hay que reforzar los lazos, tratar de escucharlo y prestar atención a lo que dice, pero también recomienda "hablarle del pasado común y de los proyectos que correspondían a sus antiguos centros de interés", o invitarlo a actividades culturales y/o artísticas, musicales, etc.
Plantear límites
El activista argentino recomienda también que se deben marcar límites sin parecer autoritarios, con el objetivo de que no replique los comportamientos del grupo con la familia. Por ejemplo, se le debe manifestar que están en desacuerdo con sus comportamientos, pero nunca darle a entender que ya no se le ama. Además, tampoco se le debe dar dinero para ninguna de sus actividades.
Buscar información
Salum recomienda que se informen todo lo que puedan, que siempre haya documentación de dónde poder argumentar. Por lo menos tener en claro el nombre de la organización, quiénes son los líderes y qué métodos de coerción utilizan con los adeptos. Nada de esto debe ser compartido con el adepto que se busca "rescatar".
La vida continúa
Por otra parte, apunta que no se debe detener la vida de todos alrededor del adepto, pues es necesario que la familia siga con alegría, y que siga interesándose por vivir, por seguir reuniendo experiencias. "Eso hará que el adepto vea que es un lugar al que puede regresar, que la vida fuera del grupo no es como se la han pintado, que vale la pena mantener los lazos familiares", explica.
No dudar en pedir ayuda
Cuando se detecte que alguien cercano, amigo o familiar entró en estos grupos de riesgo, es importante saber que no se tiene que hacer la lucha en soledad, sino que hay grupos, activistas como Salum, que pueden ayudarte a que el proceso sea mucho más fácil, e incluso ayuda profesional especializada, como las autoridades o alguien de la psicología.
Nunca perder la esperanza o la paciencia
Siempre hay que tener en mente que se trata de un sujeto a quien le están tratando de modificar el comportamiento y la forma de pensar, por lo que no debe pensarse que "ya no es la misma persona que conociste". Es decir, no se debe rechazar a un miembro de la familia que esté pasando por esta situación.
Preparar la salida
Cuando pueda salir del grupo, el adepto necesitará saber cómo está la situación, y para ello se le puede dar información sobre la dominación que ejercía este grupo, las características que tenían los líderes para poder captar gente, e incluso lo que ha sucedido y la lucha que se ha enfrentado por parte de la familia.