En la actualidad todas las personas están llenas de estímulos y la concentración es fácil de perderse. La capacidad de enfocarse es crucial para lograr nuestras metas y mantener la productividad. Pero, ¿qué hacer cuando las distracciones parecen invadir cada rincón de nuestra mente? Matthew Solan, experto en salud de Harvard, tiene algunas recomendaciones basadas en la práctica de la meditación.
Solan expone que la meditación no es solo una actividad espiritual, sino también una herramienta práctica para el bienestar mental. En un artículo que escribió sostuvo que la experiencia de trabajar en una revista como Yoga Journal, por ejemplo, evidencia la ironía de promover la calma y la atención plena mientras se navega en un mar de estrés laboral. Además, los plazos ajustados, los conflictos de personal y las largas jornadas laborales son desafíos comunes en cualquier entorno de trabajo.
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¿Cómo meditar para no distraerse?
Para combatir estos desafíos, la práctica de la meditación se presenta como un oasis de tranquilidad. No se trata de una solución mágica, sino de un método probado para entrenar la mente y mantenerla enfocada en el presente. El control de la atención es un aspecto esencial en la gestión del tiempo y la productividad.
Pequeños estudios sugieren que la meditación consciente puede ser efectiva para calmar una mente inquieta y mejorar la capacidad de concentración. Incluso dedicar unos minutos al día a esta práctica puede marcar una gran diferencia. La meditación abarca una amplia gama de prácticas.
Entre ellas, dos estilos con raíces en el budismo destacan por su efectividad en el procesamiento cognitivo: la meditación de atención focalizada (AF) y la meditación de monitorización abierta (OM). Practicar regularmente cualquiera de estas formas puede aumentar la atención, el enfoque y la concentración.
¿En qué consisten las meditaciones?
La meditación AF implica mantener la atención en un objeto o sensación específicos, detectar distracciones y volver a centrar la atención. Por ejemplo, concentrarse en la respiración ayuda a controlar la calidad de la atención y a identificar y desligarse de las distracciones. Esta práctica mejora la habilidad de percibir distracciones sin perder el enfoque, desconectar de ellas y volver rápidamente al punto de atención. Con el tiempo, se facilita la concentración y la gestión de tareas múltiples sin distracciones.
Por otro lado, la meditación OM difiere en que no se centra en un objeto específico. Permite una observación no reactiva y desapegada de los pensamientos y emociones. Esta práctica ayuda a adquirir una conciencia clara de aspectos de la vida mental habitualmente ocultos, observando y modificando patrones de pensamiento y hábitos emocionales.