Los mosquitos son insectos que proliferan durante el verano, por lo que nuestra piel será más propensa a exhibir picaduras. Sin embargo, es necesario evitarlas porque podrán generar enfermedades o brotes infecciosos como la fiebre amarilla, la chikungunya o la enfermedad de Pogosta.
Según especialistas, los mosquitos podrían vivir sin picar, sin embargo las hembras necesitan la sangre para completar su ciclo reproductivo. Y la razón por la cual estos insectos pican es por la búsqueda de dióxido de carbono, de acuerdo a algunas investigaciones. Inclusive, este gas ha sido utilizado para atrapar a los mosquitos hembra que buscan la sangre necesaria para adquirir nutrientes para la generación de huevos, la ovogénesis. Aunque, la evidencia científica –por el momento- no es suficiente como para comprobarlo.
Otros de los aromas que atraen a los mosquitos para picar y buscar sangre son las moléculas como el indol, el nonanol, el octenol y el ácido láctico. En este marco, un equipo de investigadores de la Universidad Internacional de Florida, en Estados Unidos, identificó un receptor de olor único, conocido como receptor ionotrópico 8a (IR8a), que permite a estos insectos detectar el ácido láctico.
Mientras que por otro lado una investigación reciente apunta a que el virus del dengue y del zika alteran el olor de los ratones y de los humanos a los que infectan para volverlos más atractivos a los mosquitos. Es una estrategia interesante, porque favorece que piquen al huésped, tomen su sangre infectada y luego transporten el virus a otro individuo. Este procedimiento se consigue luego de modificarse la emisión de una cetona aromática atractiva para los mosquitos.
Siguiendo esta línea, la piel de humanos y roedores produce un péptido antimicrobiano que limita las poblaciones bacterianas. Sin embargo, se ha comprobado que en ratones infectados con dengue o zika la concentración de este péptido desciende y proliferan algunas bacterias del género Bacillus que incrementan la producción de acetofenona. En humanos, los olores recogidos de las axilas de los pacientes que recibieron picaduras dengue contenían más acetofenona que los de las personas sanas, por lo que será atractivo para otros insectos.