Mucho se dice sobre diferentes asesinos que han marcado la historia de los crímenes, incluso han dejado un patrón de violencia que fanáticos replican. Son tan conocidos que algunos de ellos han inspirado series, documentales o películas.
Goyo Cárdenas, Richard Rámirez y John Wayne Gacy son asesinos seriales, no sólo porque en su cartera de asesinatos se encuentran tres o más víctimas, sino porque han seguido un modus operandi al cometer el crimen, todo con el único y final objetivo de obtener satisfacción propia.
La búsqueda por una víctima, con la cual no tengan vínculo alguno es para ellos lo ideal, ya que pueden tener la etapa de enfriamiento emocional, no son “sospechosos” principales y siguen en busca de una siguiente persona para dañar. Aquí, el asesino ya enfrentó dos de las siete fases comunes en ellos, la áurea y la de pesca. En la primera definen su fantasía con el objetivo, en la segunda, encuentran a la víctima.
Las siguientes tres etapas son la de seducción, captura y el asesinato. Richard Rámirez y Goyo Cárdenas, buscaban mujeres, se acercaban a ellas, e incluso a veces llegaban a ser parejas sentimentales. Wayne se acercaba con facilidad a sus víctimas, en su mayoría niños, disfrazado de un payaso simpático llamado “Pogo”. Una vez que escogía un target, lo capturaba y asesinaba.
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Muchas veces, después de cometer el asesinato, la fantasía continua para los criminales. Roban pertenencias, las guardan, graban videos o toman fotos, incluso llegan a cortar pedazos de pelo como recuerdo. En la última etapa, la fase depresiva, ya han cumplido sus deseos, pero siempre querrán sentir más de esa emoción y cada vez más pronunciada.
Después de un periodo de enfriamiento, están listos para volver a comenzar.
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