El coronavirus causó, a escala global, que la población tomara recaudos estrictos para evitar contagios y colapsar el sistema sanitario. Es que ante la falta de barreras químicas que frenen el avance del Covid-19, la Organización Mundial de la Salud y los Estados de las diversas naciones acudieron a ciertas medidas tales como la utilización de máscara facial, implementación de distancia social y aislamiento obligatorio. Más allá de estos recaudos, también hay falencias en el sistema planteado, tal como lo hemos visto en la utilización de barbijo.
Alterando costumbres en todo el mundo, colocarse máscara facial para evitar expulsar los gérmenes al hablar e inhalarlos cuando alguien que está cercano a nosotros emana dióxido de carbono, modificó la belleza estética de los rostros. Es por ello que, en un principio, miles de habitantes no utilizaban barbijo, exponiéndose a contagios de coronavirus. Además, las personas también acusaban una dificultad para respirar, ignorando los beneficios que brindaban los tapabocas.
La demanda de barbijo llevó a que incrementara el precio de los pocos tapabocas que se encontraban en el mercado, por lo tanto las persona acudieron a una máscara facial rudimentaria, como bufandas o cuellos de poliéster. Mientras que algunos de los que contaban con esta herramienta de protección, lo utilizaban mal. Lamentablemente, esta práctica se extiende hasta nuestros días.
Con la excusa de respirar con mayor comodidad, hay personas que utilizan la máscara facial sin cubrirse la nariz. Por lo tanto, las gotas respiratorias o la mucosidad nasal son expulsadas, a la vez que pueden respirar los virus del ambiente sin ningún tipo de protección. También es frecuente el mal uso del barbijo alrededor del mentón, dejando pliegues por donde puede ingresar el aire con las partículas que podrán propagar el contagio de Covid-19.
Por último, el tercero de los malos hábitos al momento de usar el barbijo tiene que ver con el daño, desgaste y suciedad. Esto se presenta cuando usamos constantemente la misma mascara facial para evitar resultar contagiados de coronavirus y comienza a desgastarse la tela, formándose una capa de hilos deshilachados. En consecuencia, especialistas sugieren desecharlas tras un uso mayor a los dos días.