Durante mucho tiempo, el abuso sexual infantil se ha guardado como un secreto. La posibilidad de los niños de reportarlo se torna casi nula debido a factores como la capacidad cognitiva en desarrollo, la cercanía afectiva con el agresor, la confusión entre afecto y juegos inapropiados, la tendencia a anular la sexualidad infantil y la falta de comunicación con las figuras primarias sobre temas vinculados a la sexualidad. En este artículo te dejamos una guía básica con tips para prevenirlo.
El problema del abuso sexual infantil es alarmante; sin embargo, hay mucho que hacer. Como dice el proverbio africano “se necesita una aldea para criar a un niño” es entonces no solo una opción, sino una obligación de aquellos adultos que conviven directa o indirectamente con los menores, informarse y adquirir herramientas para reducir los riesgos de un abuso en la infancia.
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El tema de prevención de abuso sexual infantil es muy extenso, sabemos que, según el informe de Darkness to light, entre el 30 y 40 por ciento de los abusos son perpetrados por un familiar, mientras que el 60 por ciento se dan por parte de una persona conocida, cercana y de confianza. Entre más jóvenes son los niños, la probabilidad de que sea otro menor quien lo comenta, incrementa.
El abuso sexual se convierte en un tema difícil de resolver, debido principalmente a la complejidad que representa para el niño detectarlo y posteriormente frenarlo y reportarlo.
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Una de las estrategias del abusador es hacer sentir a los menores como pares, esto genera una sensación de consentimiento y complicidad que genera vergüenza y culpa, lo cual se mezcla con afecto, predilección y juegos inapropiados, que como dije anteriormente, se dan sin violencia y en lugares seguros. Cognitivamente, rebasa las posibilidades del niño para darle un significado e interpretación.
Pensemos por otro lado que un niño ha logrado detectar un abuso, se encuentra entonces con otra serie de dificultades, como la existencia o inexistencia de un lazo de comunicación y confianza con alguna figura de protección, la tendencia a negar lo sucedido por parte de los cuidadores, quienes suelen mantener de igual modo lazos afectivos con el agresor; a esto se le añade la limitación cultural, que concibe la sexualidad como algo prohibido, vergonzoso y de lo que no se habla y por si fuera poco, la prevalencia cultural y educativa en donde un “niño bueno” es el que obedece al adulto sin cuestionar.
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Mi intención en este articulo es la de compartir estrategias y tips útiles y claros para aplicar con nuestros niños y prevenir el abuso sexual infantil.
Para ello quiero proponer tres áreas de prevención: la referente a los padres y otros cuidadores, el ambiente o entorno y los niños mismos:
Para los padres:
1) Conocer la información: estadísticas, perfil del abusador, rasgos que hacen a un niño vulnerable, actividades y partes del cuerpo públicas y privadas, secretos buenos y malos, nombres de los genitales, hábitos de autocuidado, riesgos en el ambiente, entre otros.
2) Llamar a los genitales por su nombre: vulva, pene, testículos, pecho y nalgas.
3) Ser conscientes y manejar la ansiedad u otras emociones que nos genera hablar directamente de los genitales o situaciones en donde la sexualidad se manifiesta.
Por ejemplo, en el caso de la masturbación podemos decir algo como “Veo que estas tocando tu vulva. Me da la impresión de que al tocarla sientes agradable. Que tu cuerpo sienta agrado significa que funciona; sin embargo recuerda que tu vulva es un área delicada y privada, si quieres hacerlo puedes ir a un lugar privado, sola y con las manos limpias”.
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4) Ser congruentes y consistentes con los mensajes verbales y no verbales que mandamos a nuestros hijos, tales como dar besos en la boca, bañarse con ellos después de los 3 años y medio, pellizcos, nalgadas o mordidas en las nalgas, etcétera.
5) Promover la independencia del niño en cuanto a la higiene y cuidado de los genitales.
6) Generar hábitos que refuercen el mensaje de privacidad y respeto hacia el cuerpo de los niños, tales como tocar la puerta antes de entrar a su baño, enseñarles a tocar la puerta antes de entrar al cuarto de papá y mamá, entre otros.
7) Dirigir la atención hacia su cuerpo para facilitar la toma de consciencia de su incomodidad a nivel sensorial y validarla como fuente de decisiones.
8) Enseñarle a poner limites a otros (adultos y niños) confiriéndoles la autoridad del adulto al decir cosas como “Ana, estas sentada en las piernas de tu abuelo y veo que tu cara esta muy seria. ¿Te gustaría mejor sentarte en tu propio espacio?” Todo esto delante del adulto, reconociendo y validando su incomodidad así como confiriéndole nuestra autoridad para decir 'no' o poner un limite a otro.
9) Hacer caso a la intuición como fuente válida de información que nos permite detectar riesgos.
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Ambiente:
Existen muchos riesgos que no podemos controlar, pero hay ciertas medidas, limites y reglas que podemos implementar en nuestro código familiar y que contribuyen a la disminución de dichos riesgos de abuso sexual infantil.
1) Pijamadas: ¿Con quién sí y con quién no?, ¿se baña ahí o no se baña?, ¿duerme en una cama aparte o con otras personas?, ¿le deben o no ayudar a limpiarse?
2) Cuidadores alternos: De preferencia que estén dos o mas adultos presentes al mismo tiempo cuidando de ellos.
3) Clases extra escolares: Elegir aquellas donde los niños estén más supervisados por distintos adultos, lugares abiertos donde sea visible lo que ocurre.
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4) Elección de escuela: Conocer las medidas de cuidado en los baños, el personal que atiende, las normas y códigos internos.
5) Permisos a casa de amigos: Conocer a los padres, la composición y dinámica familiar. Decir a la persona responsable delante del niño algo como “si José necesita hablar conmigo, ¿lo podrías comunicar?”, entre otras.
Para los niños:
Hay muchos recursos que los niños pueden desarrollar para detectar, detener y/o reportar un abuso sexual. A continuación enlistare algunos de éstos:
1) Conocer la información: ¿qué es un abuso?, ¿quién es un abusador?, ¿quién puede realizar un abuso?, actividades y partes del cuerpo públicas y privadas, secretos buenos y malos, nombres de los genitales, ¿qué hacer en caso de estar en una situación de abuso? (decir ¡no!, alejarse y hablarlo con alguien que lo pueda proteger).
2) Estar en contacto con sus sensaciones, tener el habito de ponerles atención, hacerlas conscientes, interpretarlas en cómodas o incómodas y tomar decisiones con base en ellas.
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3) Encargarse de su autocuidado e higiene genital: Aún los mas pequeños pueden lavar sus propios genitales, intentar limpiarse al ir al baño y poco a poco, por aproximaciones sucesivas, alcanzar la independencia en el cuidado de sus partes privadas.
4) Hábitos que fortalecen la percepción de privacidad y respeto de su propio cuerpo y el de otros, tales como cerrar la puerta al ir al baño, cambiarse en un lugar privado, etcétera.
5) Fortalecimiento de la posibilidad de limitar a otros y decir que no por medio de elecciones en la vida cotidiana, validación y conferir la autoridad de los padres para limitar a otros.
6) Establecer una relación de comunicación y confianza con los cuidadores primarios en donde se hable de manera cotidiana de los genitales, su cuidado y privacidad, de las posibilidades de abuso y de estrategias si se encuentra en una situación de éste tipo.
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Esta guía tiene la intención de proporcionar estrategias útiles y aplicables para no sólo escanadalizarnos con las estadísticas de abuso sexual infantil, sino tener clara la inmensa posibilidad de intervenir y prevenir que tenemos como adultos, así como la responsabilidad social de desarrollar y fortalecer en nuestros niños herramientas y recursos para estar protegidos aún cuando nosotros no estemos presentes.
