Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues ¡con qué placer y alegría!
a puertos nunca vistos antes.
C. Kavafis.
La humanidad es una eterna viajera, a lo largo de nuestra historia siempre hemos soñado con encontrar el lugar con la capacidad de satisfacer todas nuestras necesidades y deseos, lugar que habrá de terminar con nuestros esfuerzos y nuestro peregrinar por el mundo. Detrás de los lugares legendarios mas antiguos de la humanidad y de los viajes que en su búsqueda se han realizado, se esconde un profundo deseo de acabar con el sufrimiento, las carencias y encontrar la felicidad plena.
Sin embargo aunque se encuentre el lugar buscado, la recompensa del viaje puede no llegar en la forma esperada, el viaje enriquece, de eso no hay duda, pero no por que lleguemos al manantial de la eterna juventud o al paraíso perdido, sino por que al viajar nos enfrentamos con nuestros propios fantasmas, desafiamos nuestras creencias y salimos de nuestra zona de confort, obligándonos a buscar nuevas y mejores posturas ante la vida.
El 20 de julio se celebraron los 50 años de la llegada del hombre a la Luna y este es un gran ejemplo de lo que significan los viajes, culmino un sueño tan antiguo como la humanidad, pero en realidad cuando Neil Armstrong posó sus pies en la superficie del satélite terrestre, no pasó absolutamente nada, las mareas continuaron con sus ciclos habituales, alrededor del globo la gente se siguió enfermando y muriendo por sus enfermedades.
Hoy día continua habiendo guerras por los motivos mas absurdos, los recursos escasean cada vez más y los hermanos se siguen peleando entre si. A pesar de ello, nada volvería a ser igual, pues el esfuerzo realizado por generaciones para lograr los medios tecnológicos y técnicos necesarios para llegar allá todavía son fundamento de la modernidad, por poner solo un ejemplo, ¡no tendríamos hornos de microondas!
El viaje trae grandes beneficios, pues el camino que vamos construyendo va cambiándonos a tal punto que cuando llegamos a nuestro destino ya no somos los mismos, el verdadero viaje es interno. En cada viaje se descubre una nueva realidad pues es vista por ojos nuevos, frescos y llenos de ilusiones, al recorrer el mundo, expandimos nuestras fronteras individuales, nos volvemos permeables y nos llenamos de riquezas, volviéndose cada vez mas difícil juzgar las costumbres ajenas, el ser injustos con quienes nos topamos en el camino o creernos el centro del universo.
En esta época de tanto miedo y rechazo a lo ajeno, de intolerancia e incomprensión, el viaje es cada vez mas necesario, fomentémoslo, aventurémonos en lo desconocido y robustezcamos nuestro espíritu con nuevos horizontes, para que al regreso a casa podamos nutrir a quienes nos rodean y tal vez con un espíritu abierto y renovado, aportar a este mundo tan necesitado de cambios. Después de todo lo importante no es el destino, sino el camino. Habrá que esperar otros 50 años para ver a donde nos lleva nuestra voluntad y nuestros sueños.
Para la almohada
Una frase antigua atribuida al sabio Lao-tse dice así: “el viaje de mil millas comienza con un solo paso”, atrevámonos a darlo.
Por José Estrada
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