Es el más grande de Latinoamérica y alberga especies de todos los océanos del mundo. Es impactante entrar en la Pecera Oceánica que contiene mas de un millón de litros de agua salada del Golfo de México y en la que se pueden admirar barracudas, anguilas, tortugas blancas y tiburones. Cuenta además con una decena de pingüinos de la especie Humbolt traídos de las gélidas aguas del Perú y que habitan su ambiente natural perfectamente recreado en este monumental acuario orgullosamente mexicano.
San Juan de Ulúa
Construído en el siglo XVI para proteger a las embarcaciones de los vientos y defender al puerto de los ataques piratas, más tarde, se convirtió en una prisión en la que habitaron Melchor Ocampo, Fray Servando Teresa de Mier y hasta Benito Juárez. Aquí surgió la leyenda de “Chucho el Roto” quien robaba a los ricos para ayudar a los pobres y la de “La Mulata de Córdoba”, quien fue encarcelada por “bruja” y se dice que estando presa, dibujó con carbón un barco en la pared de su celda, se subió en él y ante los ojos del carcelero, desapareció.
Tardes de danzón
El danzón llegó desde Cuba a nuestro país por el Puerto de Veracruz donde echó raíz y se hizo tradición jarocha. Martes, jueves y sábados a las siete de la noche, citadinos y turistas disfrutan viendo a las parejas bailar danzón y como no se requiere de ninguna invitación especial, si tienes ganas de bailar, serás bienvenido y quien quita, hasta unos pasitos nuevos te puedan enseñar.
Baluarte de Santiago
En el siglo XVI, se comenzó a construir en el Puerto de Veracruz una muralla compuesta por 9 baluartes, de los cuales el único que se mantiene en pie es el de Santiago. Veracruz ha sido nombrada 4 veces como “Heroica”, tres de ellas, surgieron aquí. Actualmente es un museo que alberga entre otros objetos, “Las Joyas del Pescador”, tesoro descubierto en 1976 por un pescador mientras pescaba en las costas de Veracruz en el que había 42 piezas y lingotes de oro enviados a España y que muestran las técnicas de orfebrería del México antiguo.
Centro histórico
Se puede comenzar en los portales para sentarse a tomar un delicioso café escuchando un rato a los jaraneros y al siguiente la marimba. Después hay que visitar la Catedral, construcción neoclásica de cinco naves de coral y cantera blanca con su imponente cúpula cubierta de azulejos. Es un enorme placer caminar por las calles del centro, sentarse en la plaza a escuchar a los ancianos platicar historias de sus épocas doradas y contagiarse de la famosa alegría del Puerto de Veracruz. Por Redacción El Heraldo de México