En las faldas del Cerro de la Bufa se encuentra el pueblo de San Sebastián del Oeste en Jalisco, este pueblo minero es una joya antigua que sólo algunos cuantos han visitado debido a su lejanía, sin embargo, te aseguramos que vale la pena el recorrido hasta allá.
San Sebastián del Oeste, según su guía turístico, fue fundado hace 400 años cuando conquistadores españoles llegaron a la región con el fin de buscar oro y encontraron minas de plata, así, rápidamente se formó este condado.
Sus paredes de adobe, tejados color ladrillo, un aire refrescante y una neblina densa -ideal para tomarse fotos para Instagram-, son el match perfecto para una foto de ensueño.
Lo ideal es llegar temprano a la región pues después de las cinco de la tarde la neblina comienza a bajar y la visibilidad comienza a verse afectada de una forma significativa.
Sus calles empedradas trazan un camino que te invita a perderte en la zona para que conozcas cada centímetro del condado. Sin embargo, sus caminos engañosos piden el mayor cuidado, pues aunque no pasa nada debido a que la delincuencia se encuentra casi en ceros, los espíritus pueden ir por tu alma.
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"Hotel gratis"
No se trata de un hospedaje que quieras experimentar pues hablamos de la cárcel del condado, la cual, aseguran se ha encontrada deshabitada durante muchos años. El guía señala que debido a la baja población de este lugar, es casi imposible que alguien se atreva a robar pues todos se conocen y eso los detiene.
“La cárcel es más un atractivo turístico que una cárcel”, asevera el guía.
Este espacio para los delincuentes sólo cuenta con una celda (que está desocupada) y puede ser admirada por todos los curiosos sin ningún costo. La cárcel fue fundada en los años de 1800 y en su interior tres paredes grises y una cama adornan el espacio. Las paredes tiene corazones con nombre en su interior, alguna que otra grosería, un dibujo de una mujer desnuda, entre otros garabatos.
Lo más grabe que se ha visto en la región, apunta, son personas en estado de ebriedad que terminan tirados en las calles pero los mismos policías son los encargados de llevar a estos a sus casas.
El lugar es tan pacifico que la Agencia de Ministerio Público está cerrada y sólo es abierta cuando la situación así lo amerita.
Este es uno de los pocos pueblos que toma con toda la seriedad del mundo la hora de sus sagrados alimentos, pues durante poco más de dos horas todos los locales se encuentran cerrados para que estos vayan a comer a casa.
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Así, durante dos horas el pueblo permanece en un estado de quietud y silencio que se ve solo en las películas previas a algún desastre o ataque.
Sin embargo, esto es tan normal para sus pobladores quiene son adeptos a la Virgen del Rosario, quien va de casa en casa bendiciendo a las familias durante el mes de octubre.
Leyenda
Se dice que un acaudalado hombre tenía miedo de que le fueran a robar su fortuna, por lo que en su desesperación contrató un soldado para que cuidara de ella, sin embargo, el hombre mató al soldado y enterró su fortuna junto con el hombre para que este cuidara su tesoro incluso de los muertos.
Lugareños comentan que aún pueden ver al soldado armado vagando por las calles cuidando el tesoro.
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Por Alby García
alby.garcia@heraldodemexico.com.mx