Mexicano, payo y güero", como lo definió el Periódico español El País. Octavio García, el matador que inició en esta profesión a los nueve años de edad, hoy, a sus 28 confirma a la afición que vive para el toro, y los hechos lo demuestran.
Previo a la corrida en la Plaza Santa María en Querétaro, en la que compartió cartel con el peruano Andrés Roca Rey y el hidrocálido Luis Adame, El Payo platicó con El Heraldo de México algunos de sus momentos más significativos a lo largo de su carrera.
https://www.youtube.com/watch?v=uWkoXwMN4vY&t=11sSencillo y natural, así se define El Payo y de esta manera se desenvolvió durante la entrevista en el restaurante El Salitre, en Querétaro.
"A los nueve años", es la respuesta inmediata a la pregunta obligada, ¿cuándo decidiste que ibas a ser torero?, y es que fue durante la primera comunión de un amigo suyo, que tomó el capote y comenzó a dar unos pases. "Me fue fatal. El becerro me agarró y me revolcó, pero creo que fue a partir de ese momento que supe que quería ser torero".
Lo trae en la sangre, sus abuelos eran muy aficionados a los toros, de parte de padre y madre fueron gente de campo. "Mis padres me llevaban a ganaderías, mi tío Luis me llevaba a las corridas, además coincidió que en ese momento El Juli estaba en su máxima expresión como niño torero", comentó Octavio, quien aseguró que el matador español fue una de sus más grandes inspiraciones para tomar este camino.
SU PRIMERA VEZ
Hablar del traje de luces es mencionar un sentimiento máximo que se sucita en aquel que lo porta. El Payo recuerda la experiencia del primer traje de luces que usó como si fuera ayer. "Fue en Guadalajara, era vino tinto, la verdad esque era de un color raro, con plata". Tenía 14 años y fue una gran ilusión porque era con lo que soñaba todos los días. "Me acuerdo que me dormía con el traje al lado de mí, por la emoción que me provocaba ,y es que el sueño de toda mi vida, fue, sin duda, vestirme de torero".
¿Su mayor anhelo a esa edad?
El más grande deseo era formar parte de ese mundo, sin embargo, conforme fue creciendo y la afición ya lo tomaba en cuenta como parte del toreo mexicano, cambió la perspectiva. "Cuando eres niño sueñas con pertenecer a este mundo, pero cuando ya estás dentro de él, te das cuenta de la responsabilidad y los sacrificios que tiene esta profesión". Aunque confiesa que cuando era pequeño pasaba mucho menos miedo que ahora, sin embargo, hoy en día está mas consiente de lo que pasa y disfruta mucho más cuando es capaz de torear.
EL PAYO DE VERDAD
A pesar de haber estado involucrado en escándalos mediáticos, El Payo hoy en día se muestra alejado de rumores y especulaciones y más concentrado que nunca al toro. Sobre el fanatismo que tienen varias chicas hacia él, el matador se mantiene al margen. "No es algo a lo que le dé importancia. Al final soy una persona muy penosa, y aunque parezca lo contrario ese tipo de cosas me avergüenzan un poco", confesó.
Se considera una persona sencilla y natural, no le gustan las excentricidades. Ama su natal Querétaro y ahí se quiere quedar. "Creo que siempre he sido un torero muy transparente y he ido expresando lo que siento. En este momento me siento feliz de poder presentarme en varias ferias para torear".
Se muestra agradecido con la gente que siempre lo ha apoyado, con su círculo más cercano que conforma a su familia y amigos. "Aunque tengas el apoyo de los tuyos, al fin"
LA PARTE DIFÍCIL
"¿Qué me incomoda de mi profesión? Absolutamente nada. Ésta es mi vida y si no estoy pensando todo el día en el toro, me siento vacío e incómodo. Aunque es verdad que existen momentos de soledad, en los que pensabas en gente alrededor de ti que creías que eran amigos, no lo son realmente", confesó.
Las cornadas han sido la parte más difícil de su trayectoria taurina, quien hasta ahora ha sufrido 14. "La mas peligrosa fue la de Monterrey, en la que me cornaron en el estómago y me llegó hasta el pulmón. Tuve que estar conectado por un tiempo a un respirador. Sin embargo, la que más secuelas físicas me dejó fue la de Querétaro, ya que me cambió mi vida. Tenía que usar una sonda y tomar pastillas porque no tenía control de esfínteres.
A pesar de todo, sigue con la misma ilusión de triunfo que cuando tenía nueve años. La adrenalina y emoción que le provoca estar delante del toro sigue vigente. Y según El Payo, "eso nunca cambiará”.
Frases
Cuando eres niño, sueñas con formar parte de ese mundo y ya cuando perteneces, te das cuenta de las responsabilidades y los sacrificios que hay que hacer”.
Tenía 14 años, me acuerdo que me dormía con el traje de luces al lado de mí, y es que el sueño de toda mi vida, fue, sin duda, vestirme de torero”.