Dos hermanos tienen un sueño: dejar su lugar de origen para viajar al Reino, una especie de paraíso en la Tierra. Pero para hacerlo, deben enfrentarse a una travesía en la Bestia y superar una gran muralla.
Mediante el uso de la fantasía, Miguel Ángel Uriegas ofrece en "Un reino para todos nosotros" una mirada novedosa que lleva a los ojos de los niños problemas de actualidad, como la migración y los refugiados, en un lenguaje sencillo y que toda la familia puede disfrutar.
“Desde hace unos 10 años nos enfocamos en hacer películas enfocadas en causas sociales, sentimos que es una manera muy gratificante y buena para poner al cine al servicio de la comunidad a través de la animación, que es algo que puede disfrutar toda la familia”, señala el cineasta.
Creada en colaboración con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, la película sitúa en una realidad fantástica un problema global, el cual afecta a millones de personas en todo el mundo.
“El tema de las personas en situación de movilidad, si bien todo el mundo tiene la mejor intención de ayudarlos, pues hay cuestiones políticas y económicas que no nos permiten hacerlo, no es tan fácil como quisiéramos porque hay muchos grises.
“Decidimos apostarle a hacer una película que toque el tema de una manera diferente, no tácita sino hablar, sino tocar el tema a través de un mundo de fantasía, una alegoría que no excluya a nadie, sin hablar necesariamente de México y de lo que pasa en Sudamérica y Norteamérica, sino algo que cualquier persona del mundo lo vea y, que si también en su país o ciudad viven un problema migratorio, puedan empatizar y puedan identificarse con esa situación”, asegura.
Al final, la idea de Uriegas es lograr una reflexión en las nuevas generaciones para construir las condiciones que permitan a todas las personas vivir dignamente y desarrollarse en cualquier parte del planeta.
“La pregunta que me gustaría que se hagan es cómo le hacemos para construir un mundo donde quepamos todos. Aquí en México puedes agarrar el coche e irte a Monterrey, a Cancún, o a la playa, sin necesidad de pedirle permiso a nadie. Te subes a un avión y te vas a Baja California y haces lo que tú quieras; ¿cómo le hacemos para hacer eso en todo el planeta?”, concluyó.