MÚSICA

Se cumplen 10 años del asesinato de Facundo Cabral, ¿cómo cimbró al mundo su muerte y qué legado dejó?

Facundo dejó un vasto legado de música, poesía y paz; además de 35 discos, desde Facundo el Creador (1971) hasta Cortezías y Cabralidades (1998), a dúo con Alberto Cortez.

ESPECTÁCULOS

·
Foto: Instagram/ @facundocabralofficial
Foto: Instagram/ @facundocabralofficial

Era jueves. Facundo Cabral terminó de dar un concierto en Guatemala, tan sólo el martes, cerca de 5 mil personas lo escucharon cantar. 

El argentino, de 74 años, se dirigía al aeropuerto para volar a Nicaragua, en donde daría un concierto cuando cuatro hombres desconocidos acribillaron al cantante en medio de un babélico ajuste de cuentas del narcotráfico. 

"Ya le di las gracias a ustedes, las daré en Quetzaltenago, y después que sea lo que Dios quiera"

En la sección final de su concierto en el Grand Tikal Futura Hotel, un moderno edificio de la Ciudad de Guatemala, Facundo Cabral hizo lo que de siempre: Contar historias mezaclando sus conocidos aforismos con canciones y experiencias de Borges y hasta de la Madre Teresa de Calcuta

Rodolfo Enrique Cabral Camiñas, mejor conocido como Facundo Cabral, fue cantautor, poeta, escritor y filósofo argentino. Fue asesinado el 9 de julio de 2011. 

A 10 años de su muerte, el cantante aún es recordado, por lo que este sábado, el trovador patagónico Mauro Guiretti, presentará un recital vía streaming su disco de homenaje al "Esclavo de la libertad". 

El Legado de Cabral 

Facundo dejó un vasto legado de música, poesía y paz; además de 35 discos, desde Facundo el Creador (1971) hasta Cortezías y Cabralidades (1998), a dúo con Alberto Cortez; de allí la zeta. Siempre sin olvidar su famoso tema: No soy de aquí/ ni soy de allá

Decía, y acaso no mintiera, que " escribí unos 22 libros sin títulos y sin mi firma, gané tres discos de oro y dos de platino, y se los regalé a un taxista. Pensaban demasiado, y yo nunca tuve casas: siempre viví en hoteles" . 

Analfabeto hasta sus 14 años, en 1954 un vagabundo le recitó el "Sermón de la montaña" y el joven Cabral descubrió que "estaba naciendo". 

Él mismo contó que corrió a su casa y compuso la canción "Vuele bajo", con lo que comenzó su carrera como autor. 

Unos años más tarde se presentaba en pequeños escenarios. Tocaba su guitarra y cantaba música folclórica. Esos primeros pasos no tuvieron gran repercusión, hasta que el éxito lo sorprendió en 1970 con "No soy de aquí ni soy de allá"

A partir de ese momento comenzó la vida artística, entre presentaciones frente a miles de personas, grabaciones en nueve idiomas y giras artísticas. 

Nunca creyó mucho en la fama, pues para él esa solo fue su oportunidad de difundir más allá del continente americano un tipo de canción vinculada con la introspección de la realidad y la obligación de transformarla, algo que no vio con buenos ojos la dictadura militar en Argentina, que lo obligó a buscar en México mejores horizontes para su canción de protesta.

Se estima que Cabral visitó cerca de 165 países en su condición de "trovador vagabundo", como prefería llamarse. Cuentan que incorporaba a sus canciones pequeños textos de carácter anecdótico a los que no pocas veces confería sentido moral.

En sus composiciones primaba lo coloquial, si bien las anécdotas se referían desde la memoria, la sabiduría popular o la reflexión filosófica. Esa manera cómplice y afectiva de compartir el arte lo hacía verse como un juglar.

Su característica sátira y humor distinguieron su quehacer, como reflejan los títutos de algunos de sus éxitos como:  "El mundo estaba tranquilo cuando yo nací", "Entre Dios y el Diablo", "No estás deprimido, estás distraído" y "Cortezías y Cabralidades" (este en compañía de Alberto Cortez).

Este último creo una inmensa amistad que lo unió al cantante argentino, con quien se presentó en la gira “Lo Cortez no quita lo Cabral”, en la que combinaron humor y poesía. Refiriéndose a su amigo, Cortez dijo que “se había inventado a sí mismo”.

Cabral siempre se refirió como un deudor de Jesús, Krishnamurti, San Francisco de Asís, Gandhi y la Madre Teresa de Calcuta, entre otros. Considera que su inclinación hacia la observación espiritual marcó su labor como cantautor y lo ayudó a incurrir en la crítica social sin abandonar el sentido del humor.

Siempre demostró su interés por las vivencias de la gente sencilla y sin recursos, al cantarles argumentaba que lo verdaderamente importante era hacer realidad los sueños y caminar por la vida sin inútiles sujeciones al espejismo de la riqueza, pues los seres humanos, decía, "no necesitamos depender de nada, y cuanto más anhelamos tener, menos nos conocemos". 

Con esa proyección que consideró el verdadero valor del ser humano, podría explicar que se convirtiera en un fenómeno de masas y consagrara un tipo de canción que no hizo concesiones. 

Reacciones a la muerte del poeta 

La noticia de la muerte del poeta se extendió como pólvora en el mundo hispanoamericano. Como era de esperarse, distintas figuras de la política y del medio manifestaros su sentir ante el asesinato de Facundo Cabral

Aunque la única certeza al amanecer, era la muerte del músico, un humanista de tomo y lomo acribillado por tres disparos, un juglar moderno declarado "Mensajero mundial de la paz" por la Unesco en 1996 y nominado al premio Nobel de la Paz en 2008

Llanos, en su libro describe un certero hecho: "¡Habían asesinado de un tiro al hombre que más odiaba las armas! Un pacifista en manos de unos salvajes. La paz sumida en el holocausto", se lee. 

Por su parte, Álvaro Colom, el entonces presidente de Guatemala, decretó tres días de duelo nacional por el crimen. Cristian Fernández, su compatriota en Argentina, hizo lo propio. 

"Si me permiten la comparación y guardando las distancias, así como a los neoyorquinos no se les puede responsabilizar de la muerte de John Lennon, tampoco a los capitalinos guatemaltecos de la muerte de Facundo Cabral", afirmó el embajador argentino en Guatemala, Ernesto Justo López

"Estoy seguro que Facundo habría sido el primero en decir esto", añadió. 

 

 

El musico guatemalteco Ricardo Arjona, expresó su sentir a través de un mensaje: 

"El móvil no importa ante los ojos de la justicia universal. Bastará con decir que nadie se merece una muerte así, menos aquellos que dedicaron su vida a convertir la de los demás en algo mejor". 

Asimismo, la ilustre y Premio Nobel de la Paz en 1992, Rigoberta Menchú, envió un contundente mensaje ante lo ocurrido: "Los criminales internacionales se instalan en Guatemala porque saben que se pueden salir con la suya con actos así". 

"Exigimos a la justicia que capture a los responsable y tengan la pena máxima de prisión. No tienen derecho a respirar en las calles guatemaltecas ni en las del mundo", demandó. 

"Las versiones de que las balas asesinas no iban dirigidas a él, solo aumentan nuestra indignación, porque comprueban que nadie está a salvo de la acción asesina de los sicarios, ni siquiera alguien cuya únicas armas eran la música y la verdad", lamentó José Miguel Insulza, Secretario General de la OEA de aquel entonces. 

 

 

 

 

EFVE