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Verónica Castro: Diva por siempre

ESPECTÁCULOS

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–¿Quién eres tú?, ¿qué haces? –Me llamo Verónica Castro. Soy actriz y busco trabajo: canto, bailo, actúo… de todo. Era finales del 69 y nadie conocía a la futura actriz que después se convertiría en un estandarte de las telenovelas mexicanas y que está por estrenar una serie para Netflix que se transmitirá en 190 países y que llegará bajo la batuta del Manolo Caro, un director que seduce constantemente a las nuevas generaciones. El hombre que la interceptó era Raúl Velasco, editor de El Heraldo de México que, desde su trinchera, revolucionaba los espectáculos en el país y no imaginó que estaba hablando con una de las próximas divas de México. A Velasco lo había llamado Emilio “El Tigre” Azcárraga, dueño de la televisora, para dejar su posición y armar un proyecto llamado “Siempre en Domingo”, el cual duró 30 años al aire, fue un semillero de artistas y se volvió un referente de la cultura popular. –Llámale a Guillermo. Se refería a Guillermo Vázquez Villalobos, su sucesor en el diario, el cual llevaba cuatro años celebrando “El Rostro del Heraldo”, que proyectaba al estrellato a mujeres bellas. Según narra Verónica, aquel día entró a sus instalaciones a protagonizar una sesión fotográfica. Después, recibió una llamada que le avisaba que no cumplía el perfil. Tres días antes del evento, otra llamada cambió el destino de Verónica Castro. Uno de los hermanos Alarcón, propietario del periódico, le dijo que siempre sí querían que fuera “El Rostro…”. Después de la noticia, le entró una gran angustia pues no tenía dinero, no sabía qué hacer y mucho menos qué ponerse para ese día, en el que se codearía con la gente más elegante y rica de México. [caption id="attachment_1213" align="alignnone" width="1200"] INAGOTABLE. El atractivo de “La Vero”, lejos de agotarse, se acentuó con el tiempo. El Heraldo de México.[/caption] Por fortuna, la empresa editorial fungió de su hada madrina. Armando Valdés Peza, modisto de María Félix, la transformó en la princesa del cuento de hadas. Verónica tenía derecho a elegir una sola cosa que también iría a cargo del evento. Ella eligió conocer a “La Doña” y que fuera su madrina para tal día. Su sueño era convertirse en la estrella que tanto admiraba. Cuando llegó a la ceremonia, el 12 de febrero de 1970, al primero que se encontró fue a su gran amigo José José quien, prácticamente, iniciaba su carrera, igual que ella.
María Félix me hizo sentir una tonta.
“Es la primera vez que canto en público”, le dijo el intérprete a la estrella de la noche. –María Félix sentada con los dueños, Dios mío, ¡qué nervios! No podía mantenerme de pie. Raúl Velasco, quien alcanzaría más de 350 millones de televidentes por noche con su emisión dominical, era el conductor del evento y decidió darle una copa de coñac, para despreocuparla. El alcohol y los nervios empezaron a marearla. Al terminar su actuación, Raúl la acompañó a su mesa, en donde la esperaba su madrina quien sólo tuvo unas cuantas palabras para ella. “Pues eres muy hermosa, ojalá lo sepas aprovechar”. Parecía que su relación iniciaba con el pie izquierdo, pero la vida da muchas vueltas y, en 1996, la primera actriz asistió como invitada a “La Tocada”, programa nocturno de su ahijada, en el que dijo que, como mexicana, se sentía engañada por el gobierno de Ernesto Zedillo. [caption id="attachment_1215" align="alignnone" width="1200"] BELLEZA TOTAL. Desde muy joven, Castro brillaba gracias a su hermosura. Tomada de YouTube[/caption] Verónica Castro y el presente “Agradezco mucho lo que hizo El Heraldo por mí, esa noche la guardo como un tesoro”. Hoy en día no tiene ningún recuerdo físico; sólo las anécdotas, buenas y malas, como si sufrió alguna vez acoso por un hombre. “Si algo malo se atravesó en mi camino, traté siempre de hacerlo a un lado. Lo que no me gustaba, lo que sentía que me hacía daño, lo hacía a un lado. Nunca volteé a ver a ese tipo de gente o de situaciones”. A 47 años de ese momento, Verónica Castro ha notado un importante cambio en el mundo del entretenimiento, en donde el Internet puede crear celebridades importantes, pero efímeras. Por ello le parece primordial que las nuevas generaciones conozcan su trabajo, para que tengan una clara referencia de lo que antes de producía. “Hoy en día, por las redes, queremos todo nuevo, nuevo, nuevo. Consumimos todo en un mismo día, por lo que permanecer es muy difícil para los artistas, cantantes, conductores, gente que está empezando”, cuenta. Tampoco guarda rencor hacia Televisa, hoy encabezada por Emilio Azcárraga Jean, hijo de quien la contrató por primera vez. “Todo cambia, uno ya no es la misma persona. Ya no es la misma empresa, ya no es el mismo gusto, ya no es el mismo momento ni la misma época. Tienes que aceptar la vida como viene”. El éxito no ha sido color de rosa para ella. Perdió la oportunidad de estar con sus hijos, Cristian y Michel, cuando eran chicos. Saber quiénes eran sus amigos, acompañarlos a clases, verlos crecer y saber cómo era su vida. Tampoco le permitió tener una pareja estable, ni casarse. Siempre trabajando para sacar adelante a su familia, sus hijos, su madre, Doña Socorro, hermanos, tíos y primos. Verónica Castro está profundamente complacida con el público, por quien ha hecho todos esos sacrificios y por quien está dispuesta a realizar nuevos proyectos, como el de Netflix, programado para 2018 y aún sin nombre. POR SEBASTIÁN DE VILLAFRANCA