Las ratas, dice el coreógrafo Luis Ortega, son animales fascinantes: son capaces de organizarse para sobrevivir, poseen una gran inteligencia, se esfuerzan por mantener un equilibrio en comunidad; sin embargo, ante la adversidad como la falta de alimento y la sobrepoblación, pueden ser despiadadas. Ese claroscuro tan primigenio es el punto de partida para Rats, una coreografía inspirada en los seres humanos, tan parecidos a los roedores.
La obra tuvo su estreno mundial en 2022, con alumnos de danza contemporánea; después, fue probada en el Centro Nacional de los Artes con bailarines profesionales. Ahora, será presentada en el Teatro de la Ciudad, este viernes a las 20 horas, para celebrar el séptimo aniversario de la compañía que le ha dado vida, Uróboros Escena.
“Tenía ideas respecto a la temática y tenía ciertas imágenes, pero conversamos con los alumnos acerca de cómo viven la actualidad y qué intereses tienen, el común denominador que encontramos fue el desentendimiento que tienen con la sociedad; trabajamos con una generación muy azotada por la pandemia. Así empezamos a plantear la coreografía”, cuenta Ortega.
Después, ya con profesionales, se sumaron otros aspectos a la pieza como otras corporalidades; además, añade Ortega, se inspiró en el Metro, en donde muchos universos están sucediendo de manera simultánea. “Con otros cuerpos, con sus experiencias de vida se logró potencializar esta crudeza, hostilidad y violencia exacerbada de la que queríamos hablar”, dice.
En esa sobrepoblación del transporte público, sometida al caos urbano, llegó la idea del paralelismo. “Las ratas son seres inteligentes, pero esa inteligencia se ve sobrepasada por la condición animal; las ratas son de manada, ordenadas, pero cuando hay nuevos, se vuelven disfuncionales y violentas; así son nuestras sociedades, en bandada hay un desentendimiento y se pierde la empatía y la compasión, la aceptación completa”, cierra.
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