"Nadie hace teatro solo", dice Luis de Tavira (Ciudad de México, 1948). Hoy, sin embargo, las condiciones para hacerlo son difíciles: "Las políticas recientes resultan dispendiosas e ineficaces porque apuestan por la eventualidad inmediata y no invierten en la estabilidad a largo plazo", dijo.
A través del equilibrio, piensa, es posible la participación y la acción cultural resulta indispensable para lograrlo. "Sólo en condiciones de estabilidad puede haber crecimiento y participación en el gozo cultural y artístico, la acción cultural resulta imposible sin la participación de la sociedad civil que es, ella misma, la consistencia de lo que se entiende como cultura pública, no habría que olvidar que la verdadera obra de arte es la sociedad".
De Tavira habló al recibir la Medalla José Vasconcelos que entrega el Seminario de Cultura Mexicana, distinción que han recibido, desde 1997, personajes de la cultura como Carlos Prieto, Ernesto de la Torre, Gabriel Vargas, Luis Herrera de la Fuente y Josefina Zoraida Vázquez, entre otros.
Felipe Leal, presidente del organismo, entregó la medalla, y un diploma, al dramaturgo, actor y director mexicano ante la escultura de José Vasconcelos en las instalaciones del seminario. De Tavira evocó la historia de la producción teatral nacional y dijo que "por aquellos años vasconcelianos la acción cultural se entendió como una extensión educativa".
"La herencia más ponderable de aquella aventura fue la incorporación de la acción teatral a las tareas del Estado, el teatro se convierte en un asunto de Estado y se adjudica a los gobiernos el dotar al teatro de una infraestructura y un presupuesto". Ese papel acabó siendo asumido por la SEP y la UNAM a través de los proyectos de Celestino Gorostiza y Julio Bracho.
Para De Tavira, no obstante, "la recién creada Secretaría de Cultura todavía hoy existe para cumplir algunos ordenamientos de la ley de educación, aún no existe en México una ley federal de cultura que exprese la consistencia de la producción artística y que defina los derechos culturales y las responsabilidades públicas destinadas a la promoción del arte y la cultura".
Con políticas acertadas y acción artística, para el teatrero, se hace comunidad porque "el arte del teatro nace de una pasión apremiante de conocer, proviene de un asombro que moviliza, hace viajar y abre la mente para que quepa el mundo, el teatro vive del impulso infatigable de alguien que busca a alguien, sale al encuentro, se demora en el hallazgo, convoca, es reunión".
Pero también es amistad. Así concibe este premio: "Es un homenaje a esa asombrosa forma de la amistad que es el teatro, nadie hace teatro solo, entiendo que este reconocimiento atañe a toda esa comunidad a través de la cual me ha sido dado la gracia del teatro", dijo.
Por Luis Carlos Sánchez
EEZ