"Llegar a la cima no se trata de conquistar la montaña sino de conquistarte a ti mismo…".
Esa es la frase que acuñó Elsa Ávila, una de las cinco mujeres, que junto a Eva Martínez, Karla Wheelock, Viridiana Álvarez y Andrea Dorantes, han puesto a México en lo más alto del deporte del alpinismo en las últimas tres décadas.
Todas ellas han desafiado cientos de pruebas.
Desde vencer sus miedos para plantearse la idea de conquistar una montaña, como la del Everest (en muchos casos), como ese importante reto, para luego entender que sin presupuesto es imposible viajar a esos destinos, ya que muchas veces se han topado con puertas cerradas ante instancias gubernamentales y la iniciativa privada, pues no es un deporte de fácil acceso y nada popular para seguimiento puntual en los medios de comunicación en nuestro país.
Además de que es una actividad, que al ser practicada por mujeres, siempre genera críticas y comentarios negativos, según recordó Wheelock.
“Mi madre me enseñó que no importaba el género, sino la actitud al intentar las cosas”, dijo, en entrevista con Mente Mujer.
Horas y horas de preparación tienen todas ellas cada día para afrontar sus propios retos, para luego escalar la montaña. Con y sin tanque de oxígeno, a temperaturas bajo cero y con la incertidumbre de no saber si regresarán bien al campamento y a casa, todas ellas son verdaderos ejemplos de vida.
Sin embargo, tras hacer la cumbre, lo hermoso del panorama nevado junto con las nubes, cuando está soleado, o gris cuando el clima es más intenso, lo que ellas cuentan es que esa visión es indescriptible. Es adictivo vivirlo…
Tras eso, y con el paso del tiempo, toda la experiencia adquirida de estas alpinistas la aplicaron para convertirse en exitosas empresarias, conferencistas, madres y esposas.
Con los sueños, el trabajo y entusiasmo de estas cinco historias, nuestro país sigue ganando terreno en el panorama internacional con alpinistas de gran calidad y de meticulosa preparación, pero también con ejemplos de mujeres que son gente de bien.
PAL