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Santuario de mil batallas: La Arena Coliseo cumple 80 años

El deporte nacional ha escrito páginas doradas en la Arena Coliseo

DEPORTES

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El deporte nacional ha escrito páginas doradas en la Arena Coliseo
El deporte nacional ha escrito páginas doradas en la Arena ColiseoCréditos: Arte: Paola Castro Félix

El deporte nacional ha escrito páginas doradas en la Arena Coliseo, recinto que cumple 80 años de prestar su ring a grandes peleadores, y recibir a recalcitrantes aficionados a la lucha libre y al boxeo.

Eran tiempos de la Segunda Guerra Mundial y del éxito cinematográfico de Pedro Infante. El volcán Paricutín, en Michoacán, nació a la par del epicentro de pasiones deportivas, cuando el 2 de abril de 1943 abrió sus puertas El Embudo de la Lagunilla en la calle de Perú 77.

“Es la mejor arena bajo techo que existe en América Latina”, reportaron los medios de la época, haciendo hincapié “a su importancia tanto deportiva como arquitectónica”, a petición de Salvador Lutteroth, considerado el padre de la lucha libre mexicana, al arquitecto Francisco Bullman.

“Es de las más adecuadas para lucha libre. Desde cualquier lugar puedes ver bien. A la porra de las gradas la sentía encima de mí. El lugar no se ha explotado para el espectáculo, en general”, contó Jesús Reyes, Máscara Año 2000.

La primera pelea estelar de La Coliseo la protagonizaron Tarzán López y El Santo; El Hombre Mono retuvo el título mundial de peso medio.

Aunque la arena se construyó para la lucha libre, nombres como Kid Azteca y Rodolfo Casanova llevaron al pugilismo al gusto de los aficionados.

“Es un gran lugar boxístico, llegaba gente de todos los barrios. Qué bonito lugar, lo extraño mucho. Todas mis peleas en La Coliseo fueron hermosas”, contó Rubén Púas Olivares.

Mantequilla Nápoles, Lupe Pintor, Alexis Argüello, Finito López, Pipino Cuevas, y La Chiquita González, fueron algunos de los mejores púgiles que vio la arena. Julio Cesar Chávez se presentó ahí como amateur, y El Ratón Macías se encumbró en el inmueble.

“Recuerdo caminar al ring y escuchar a los coyotes y los apostadores que me gritaban: “ya cáigase Púas” o cuando los réferis llegaban y nos decían: “si no peleas, te bajo”... ya no hay eso ahora”, rememoró Olivares.

La Arena Coliseo ha sido campo de mil batallas, con luminarias en sus gradas, máscaras arrebatadas y estrellas que se consumaron.

En 80 años, el Coloso de Perú 77 se aferra a seguir de pie, sin límite de tiempo.

Por Francisco Domínguez y Erika Montoya

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