Faby Apache, a dos de tres caídas: 'Es más difícil ser mamá que subirse a un ring”

La que atiende el teléfono es una mujer de 39 años: madre de Marvin, hermana de Mari y de Jessy, y quien pone las reglas en casa. En cuestiones de lucha libre, ella dice conocer a Lady Venom, pero sobre todo a Faby Apache, aquella niña que corría en las arenas de gladiadores para alcanzar los pasos de su papá, El Gran Apache. Su nombre es Fabiola Balbuena y, aunque tienen la misma sonrisa, y la misma voz, y presumen las mismas fotos con el penacho de plumas, asegura que Faby se quedó en el cuadrilátero.

La cuarentena le ha ayudado a estar cerca de Marvin, con apenas 14 años. A conocer qué es lo que ve en la tele, en el teléfono, la música que le gusta, sus personajes favoritos. Todo eso que se ha perdido por tratar de ofrecerle un mundo mejor, a partir de su trabajo. En puerta está también el Día de las Madres, una de las fechas más especiales, pero más ausentes en la historia de ambos.

“Es difícil, porque no he podido estar con él. En Día de Reyes, Día del Niño, festivales… pero él sabe que lo hago para que nada nos falte”.

Mientras Jessy cuidaba de él, Marvin se imaginaba luchando con La Parka, con Pyscho Clown, El Niño Hamburguesa, Big Mami o Murder Clown, todos héroes del ring. Después creció y quiso ser futbolista, de esos apasionados por ganar y meter goles. Hubo veces en las que no volvía a ver a Faby hasta después de tres o cuatro días, aunque sí por televisión. “No me gustaría que fuera luchador, porque no podría verlo lesionado”, reconoce ella, la más gritona de las mamás en la tribuna.

“Cuando tiene partidos y me queda tiempo, me gusta acompañarlo. Marvin es un niño apasionado, que se siente profesional; yo, en cambio, soy la mamá más gritona (se ríe).  Hay veces que nos tocan giras de tres o cuatro días, y no lo veo. Por eso, cuando tengo tiempo, me gusta dárselo. Estar con él todo el día, aunque se aburra de mí. Ser mamá es lo más bonito que me ha pasado en la vida. Quisiera haber tenido la oportunidad de llevarlo por el camino correcto por mí misma, pero no. Siempre tuve a alguien que me estuviera ubicando, ayudando y eso me sirvió muchísimo”, confiesa.

Las reglas en casa ya están escritas

Las reglas en casa ya están escritas, así también los distintos bandos: “Como mamá soy muy ruda. Mi hijo me conoce enojada, gritona y estricta”, continúa, y de pronto Faby Apache empieza a aparecer.

“Es más difícil ser mamá que subir a un ring. Quienes luchamos, ya sabemos lo que tenemos que hacer cuando subimos al cuadrilátero. Sabemos cómo manejar nuestro trabajo: los vuelos, las llaves, todo. Y ser mamá no, porque te sale una cosa y luego otra”.

Fabiola vuelve a ponerse el penacho de plumas. Habla como mamá, pero también como ruda. Tiende camas, aspira, mantiene limpia la casa, y sin embargo no se olvida de su pasión por luchar. Como profesional, ganó tres veces el Campeonato Reina de Reinas de la AAA; cuatro Mundiales de Parejas Mixto, uno de Tríos -al lado de su papá y su hermana Mari- y el torneo la Lucha Libre World Cup 2016. Además, despojó de su cabellera a La Hechicera, May Flowers y Mari Apache. Una guerrera total.

“Mi padre nos inculcó el amor por la lucha libre. Hoy, me siento muy feliz. He podido compartir más tiempo con mi hijo y mi pareja. Los gritos en mi casa ya son normales para ellos. La estamos pasando muy mal todos y lo único que nos queda es tener mucha fuerza, fe, y quedarnos en casa. Hay más tiempo que vida para celebrar un 10 de mayo”, concluye la mujer de 39 años, en un mundo, y una llamada, donde hubo más de dos y tres caídas. [nota_relacionada id= 1018015]

Por Alberto Aceves

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