KeMonito, el carisma que se viralizó en la web

Entre las olas de información que circulan por internet, KeMonito asciende como el nuevo ídolo de las redes sociales. Aquel carisma que creó sobre los cuadriláteros soportando castigos de rivales que lo duplicaban en peso y talla, ahora lo trasladó a una arena virtual en donde es protagonista de memes, montajes y páginas consagradas a su adoración.
Al agraciado primate de pelaje azul hoy se le contempla sustituyendo a la diosa Venus, en un cuadro de Sandro Botticelli; acompaña a Robert de Niro en la cinta Taxi Driver, de Martin Scorsese; o sale cabeceando contra el Cruz Azul, en la final del Clausura 2013, en el Estadio Azteca.
Todos estos empalmes en pinturas, películas o portadas de discos son una muestra de la viralidad y el alcance generados para este luchador, quien si bien agradece las manifestaciones de aprecio, considera que también se desvirtúa el propósito del personaje.
“Es aceptable porque, al final de cuentas, la gente lo pide. Si esto les agrada, pues adelante, pero por mi parte hay cosas que no me agradan mucho”, confiesa la mascota del Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL), al verse como protagonista de La Creación de Adán (1551), obra del pintor renacentista Miguel Ángel.


Con 32 años brillando sobre las arenas, KeMonito acepta las facilidades que brindan las herramientas tecnológicas en la promoción de eventos y captación de nuevo público. No obstante, su crítica hace énfasis en el retraimiento provocado por estas plataformas.
“El internet ha ayudado mucho para que me conozcan más de lo que yo imaginaba”, menciona. “No me gusta estar mucho en las redes sociales porque quitan el tiempo, y quitan mucho el pensamiento de estar con otra persona. Hay veces en que la esposa está al lado, y uno está así (viendo el celular), y ni la pela”, agrega.

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Consecuencia de este boom en la red, en diferentes plataformas se ponen a la venta playeras, tazas, máscaras e incluso cobijas con la imagen del mono azul, los cuales, señala el mismo luchador, son productos apócrifos.

De acuerdo con el área de comunicación del CMLL, ni él ni la empresa reciben regalías por explotar comercialmente el personaje.
Al evocar sus primeros recuerdos sobre los cuadriláteros, el miedo sale a colación. No era fácil ver a enmascarados de un gran tonelaje frente a él. “Donde me agarren, ahí quedé”, es lo que se repetía. Sin embargo, para aspirar a la adoración, él poseía algo de lo que los demás carecen: un gran pelaje.
“A toda la gente le gustan los peluches, ya sea un perrito o un osito, y sobre todo cuando se los regalan quieren acostarse con él. A mí me han dicho mucho: ‘Yo me lo quiero llevar a mi cama porque está muy suavecito’... La verdad no sé a qué se deba (la fama), porque bonito el mono no está”, dice el hombre detrás de la máscara.

ESTRELLA. Su pequeña estatura no le impidió ser
aclamado en los cuadriláteros. Foto: Daniel Ojeda

Cabe recordar que ese aspecto peludo se rastrea desde sus inicios en la lucha libre cuando le dio vida al personaje de Alushe, el fiel escudero de El Gigante Sabio, Tinieblas. Luego, los caminos se partieron. Y ya desde hace 15 años llevó a la adoración el nombre de KeMonito.
En estas pruebas constantes de valentía, en donde su cuerpo de 93 centímetros recibió todo tipo de castigos, las secuelas se manifiestan principalmente en piernas, rodillas y ciática. Incluso, para charlar con El Heraldo de México, llegó asistido por una silla de ruedas al histórico ring de la Arena México.
“Después de estos años todo se desgasta. Todo llega a sufrir algún daño. Yo no ando tan bien que digamos por los golpes y azotones, y debemos llevar otro límite”, explica el luchador mientras apoya su cuerpo sobre las cuerdas, recuerda a la aficionada que una vez le llevó un pastel el día de su cumpleaños, y el fan sudafricano que se vistió de él como homenaje.
Sin ver a su acondroplasia (principal causa de talla baja en el mundo) como un impedimento, el primate enmascarado afirma que su mayor motor para continuar sobre la lona son los niños, por quienes prolonga el retiro.
“El tipo de acondroplasia que yo tengo no está definido. No tiene un comienzo, no han encontrado eso en mí. Si se fijan, todos los chaparritos son más altos que yo. Yo soy el más chaparrito que hay en México. Hasta cierto punto tengo suerte, porque como me decía el doctor, por mi columna como está, si yo me caía, ahí iba a quedar. Sin embargo, mira donde estoy”, expresa el carismático personaje.

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Por J. Alexis Hernández
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