Entre Calzada de Tlalpan y el Estadio Azteca hay un puente que conecta con el tren ligero y con la ruta de microbuses hacia Tasqueña, el cual forma parte del comercio informal.
Un pequeño mundo en el que habitan los aromas de la carne, los tacos de suadero, pastor y chorizo, las carnitas, además los gritos de quienes venden camisetas de futbol y hasta zapatos de piel.
En este sitio donde se levantan grandes lonas amarillas, azules y blancas, los aficionados encuentran también un punto de conflicto, en partidos del América, Cruz Azul y la Selección Mexicana: el robo de carteras y celulares. Principalmente, en horarios nocturnos.
“A la hora de la salida, por ahí de las nueve o 10 de la noche, esa zona ya no es segura. Casi no hay transporte y el andar de los aficionados es más lento. Eso lo hace más peligroso. Varios conocidos nos han dicho que fueron ‘bolseados’ y perdieron su celular o sus carteras”, refiere José Miguel Durán, cruzazulino y visitante cada dos semanas del Coloso de Santa Úrsula.
El famoso puente de Acoxpa, como lo conocen algunos, es vigilado por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública, que suelen estar ubicados en los torniquetes de salida de la estación del tren ligero. No obstante, el amontonamiento de personas, tanto en escaleras como en los puestos de comida, deja fuera del alcance la detección de los presuntos delincuentes.
“Hay muchos chamacos que vienen a drogarse a las escaleras y luego hacen maldades. Pero eso pasa más en los clásicos con Chivas, Pumas o en la Liguilla. Luego son las 11 o 12 de la noche y los chavos siguen ahí o en los condominios de enfrente”, refiere la señora Vilchis, una de las vendedoras conocidas del lado del puente.
Bajo una decena de puestos de comida, zapatos y camisetas, el puente se vuelve un laberinto. Hay poco espacio para caminar y la iluminación no alcanza para ver lo que pasa dentro. Viniendo desde el Azteca, la última escalera de salida conecta con la Avenida Acoxpa, donde se ubica una base de autobuses, de taxis y varias unidades habitacionales.
Es en esta zona donde los aficionados suelen sufrir los efectos de las grandes aglomeraciones en los partidos con alta expectativa, ya sea con la camiseta del América o del Cruz Azul, en fase regular, en Liguilla, o incluso en duelos de la Selección Mexicana y para algunos es el caldo de cultivo para delinquir. [nota_relacionada id=940489 ]
Por Alberto Aceves
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