La calidad del estadounidense lo llevó a reinar los pesos pesados, pero las indisciplinas le cobraron factura
En su juventud, cuando sus facultades físicas y muchas de sus actitudes hablaban de que podría llegar a encumbrarse como un gran campeón en el boxeo, allá por la década de los años 80, Tim Witherspoon se portaba bien en muchos aspectos: tomaba en serio sus entrenamientos, el aprendizaje obligado, sus aspiraciones, y todo ello hacía pensar en que el éxito llegaría.
Y en efecto, eso sucedió, pero contra lo esperado, dentro de una vida desordenada, sin la disciplina requerida. Tantas eran sus cualidades físicas, las facultades para pelear de hecho parecían desbordársele, y a pesar de todo lo que hemos mencionado, ganó sus primeras 15 batallas, 11 de ellas por la vía del nocaut. El 9 de marzo de 1984 se convirtió en campeón mundial de peso completo en versión del Consejo Mundial de Boxeo.
Había renunciado a esa corona Larry Holmes y Tim derrotó al otro aspirante, Greg Page, mediante una decisión mayoritaria; la vacante quedó ocupada con grandes esperanzas de la afición del aquel entonces joven noqueador que simplemente lucía como alguien imparable, que entre lo que se le veía, destacaba una estatura de un metro con 92 centímetros, alcance, dinamita en los puños y resistencia superior a lo que normalmente puede observarse entre la gente que se gana la vida en los cuadriláteros.
Era, reiteramos, uno de los más indisciplinados que se ha conocido en el primer nivel de los pesos completos.
Desde su arribo a la cumbre todo pareció descomponerse más. Hubo una ocasión en la que hizo gala de cinismo al confesar que fumaba puros de mariguana. Eran tiempos en los que una declaración así por parte de alguien dedicado al deporte no era vista con la casi indiferencia con que se hace actualmente, cuando el uso de esa hierba se considera como normal por muchos.
En su primera defensa perdió la faja, también mediante una decisión mayoritaria, frente a su compatriota Pinklon Thomas, un hombre de comportamiento parecido, que venía saliendo de una rehabilitación, de esas que en la era contemporánea se dan con cierta frecuencia entre los hombres del cuadrilátero.
Después, Witherspoon continuó peleando, y al parecer mejoró su comportamiento, mostrando cierto arrepentimiento que lo llevó por lo menos en alguna medida a recuperar sus anteriores condiciones físicas y anímicas; con ello logró conquistar de nuevo la corona, cuando enfrentó a Tony Tubbs, también estadounidense, al que se impuso por la vía de los puntos en una decisión mayoritaria. Este nuevo triunfo titular, fue en el ámbito de otro organismo, y aquí sí pudo mantenerse sobre el trono al hacer su primera defensa, en el Estadio Wembley, frente a Frank Bruno, al que acabó por nocaut en el undécimo asalto.
Este campeonato lo perdió en la segunda exposición, la que llevó a cabo frente James Bonecrusher Smith, un tipo de Magnolia, Carolina del Norte, lleno de recursos técnicos tanto de los buenos como de los otros, quien lo venció con claridad, y que fue uno de los primeros en durar toda la ruta de pie al dinamitero Mike Tyson.
Ya sin corona, pero con el prestigio de haberla poseído, permaneció activo. Continuaba siendo un atractivo para los fanáticos y así, ganando y perdiendo siempre estuvo latente la posibilidad de disputar nuevamente un título, la que nunca llegó. Pero por lo menos ganó uno de dos campeonatos de menor jerarquía como el de la USBA, que hizo suyo al superar a Carl Williams.
Siete años después, el 13 de diciembre de 1997, buscó el Continental de las Américas, cuando perdió con Larry Donald, por decisión unánime, en un choque en el que el tercer hombre fue Frank Capuccino.
Lo que siguió fueron 17 actuaciones simplemente para sobrevivir, combinando sus escasas ganancias entre las cuerdas con actividades de sparring partner, en las que algunas veces llegó a ayudar al inmortal Muhammad Ali, quien lo rebautizó como El Terrible, uno de tantos que han existido con ese apodo en el boxeo.
De las peleas señaladas, ganó nueve, perdió siete y empató una. El 15 de marzo de 2003 pisó por última vez un ring, y fue todo para él.
Witherspoon nació el 27 de diciembre de 1957 en Filadelfia, Pennsylvania. Actualmente radica en un suburbio de esa ciudad, donde entrena boxeadores, incluido su hijo, el peso ligero Tim Witherspoon Jr. Antes de eso preparó y enseñó al británico Clinton Woods, quien fue campeón semipesado de la FIB.
En 2008 lo indujeron al Pennsylvania Hall of Fame, y en 2014 publicó su autobiografía titulada Terrible Tim, según dijo: “para contar su lado de la historia”.
POR VÍCTOR COTA
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