Queta Basilio, la musa de los JO de México 68

Norma Enriqueta “Queta” Basilio Sotelo se convirtió en la primer mujer en la historia en portar la flama olímpica durante el recorrido inaugural de los Juegos Olímpicos México 1968, para posteriormente encender el pebetero. 

FOTO: AFP
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En aquella época la iniciativa de los organizadores mexicanos, con el presidente Gustavo Díaz Ordaz a la cabeza, era elegir a una mujer para portar la antorcha olímpica en el último tramo del recorrido y encender  el fuego en el Estadio Olímpico. Tendría que ser un acto simbólico; un mensaje al mundo de que México se encontraba a la vanguardia en equidad de género.

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La elegida

Eduardo Hay, director del Comité Olímpico Mexicano, fue quien recomendó a una joven estudiante, y atleta mexicana, al arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, organizador de los juegos.

La elegida fue Enriqueta “Queta” Basilio de 20 años, piernas largas, casi 1.80 metros de estatura y 59 kilogramos de peso. Además de ser campeona nacional de atletismo en 80 metros con vallas, se convirtió en el relevo final de un total de dos mil 778, para llevar el fuego olímpico hasta el pebetero del flamante Estadio Olímpico Universitario.

El recorrido

El traslado de la antorcha olímpica desde Grecia hasta México inició un 23 de agosto de aquél 1968. Recorrió Grecia, Italia y España, antes de llegar el 14 de septiembre a San Salvador, capital de El Salvador. Desde aquí se trasladó al puerto de Veracruz, a donde llegó el 6 de octubre. 

FOTO: Getty Images
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En total fueron recorridos 13,620 kilómetros en 55 días. De los cuales, 11,090 se realizaron en barco y 2,530 kilómetros sobre tierra. Fueron 2778 las personas que a bordo de vehículos, bicicletas y corredores acercaron la flama hasta “Queta”.

Al llegar a sus manos el mensaje era uno solo; las Olimpiadas en México tenían como prioridad a las mujeres.

El entorno nacional

Como “Queta” misma declarara en entrevistas por los 50 años de este acontecimiento, la realidad era muy distinta de lo que el Presidente quería demostrar, solo 10 días antes había ocurrido la matanza de estudiantes, a mano del Ejército, en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.

FOTO: AFP
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El entorno no podía ser más hostil hacia los jóvenes y los Juegos Olímpicos eran una excelente oportunidad para desviar los reflectores de la Comunidad Internacional hacia otros objetivos. Cada paso y suceso aquél día estaba sumamente vigilado y planeado por los mismos militares, el brazo derecho del Ejecutivo mexicano, incluido el último tramo que recorrería “Queta” Basilio. 

Finalmente Enriqueta Basilio recibió de manos de un militar la antorcha de dos kilos de peso, siguió el recorrido planteado y entró hasta el Estadio Universitario, a tope con 80 mil espectadores; así con sus piernas largas, su piel morena y su melena recortada, como la describían en ese momento, “Queta” pasó a la historia como la imagen de un México que entraba de esta manera al nuevo orden mundial; con cara de mujer.

Por Redacción Digital El Heraldo de México

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