Tal como cuando Gulliver asombró a Brobdingnag, el reino de los gigantes en la novela de Jonathan Swift, los microluchadores del ring maravillan a aquellos que los superan en talla.Sus lances de altura, topes de poder y maniobras temerarias son actos de valentía con los que buscan ganarse el reconocimiento del público.
De esta nueva camada de guerreros, que antes sólo eran considerados mascotas de gladiadores con una estatura promedio, destaca por su empuje El Perico Zacarías.
Con su metro 17 centímetros de estatura, este elemento recibió las invitaciones de estrellas como: Último Guerrero, Negro Casas y Atlantis para formarse en el Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL) cuando apenas era un joven.
“Pero como soy el único chaparrito de mi familia, no me dejaron”, recordó el emplumado.
Así, contra la voluntad de su madre, y justo un 10 de mayo, emprendió el vuelo hacia los cuadriláteros cuando cumplió los 18 años.
“Entonces le dije a mi mamá: ‘Ya soy mayor de edad, y de estatura nunca voy a crecer, pero voy a probar suerte’”, relató el guerrero oriundo de Saltillo, Coahuila. Desde ahí comenzó a abrirse paso en el ring, primero como acompañante, y luego con los duros entrenamientos de un deportista de talla normal.
“Aquí es lo mismo, no hay discriminación por estatura. Los golpes son los mismos. Por eso hay que saber que si quieres todo de a papito, mejor quédate en tu casa”, aseguró.
El Perico Zacarías, miembro de La Peste Negra, hoy es aclamado por el público y se considera uno de los consentidos en los coliseos del CMLL.
“Para mí todo es igual, pues me he enfrentado a los chingadazos grandes”, dijo. “No por ser chiquito debes de tener una baja autoestima: el mundo nunca se cierra”, agregó.
[caption id="attachment_434354" align="aligncenter" width="1024"] El Gallito FOTO: Pablo Salazar[/caption]
Otro guerrero emplumado, que tuvo como sueño pisar la Arena México, es El Gallito, quien también enfrentó los obstáculos de la vida para cumplir su objetivo.
Él inició su carrera como luchador en el circuito independiente bajo el nombre de Splinter y como mascota de Las Tortugas Ninja.
“Ellos me invitaron y me prometieron paga. Fui, pero llegó el momento en el que yo no recibí nada, se enteró El Gallo y me trajo a la empresa”. Ya en el CMLL, comenzó con el nombre de El Pollito, pero confiesa que prefiere la identidad que hoy porta con orgullo.
Dejó su natal Jalisco para lograr una mejor preparación y, con ello, asumir mayores responsabilidades en el pancracio bajo unos entrenamientos intensos desde el inicio.
“Vean a Microman, El Guapito, Mije, Chamuel, entre nosotros no hay limitantes. Por eso, invito a la gente a que se anime a hacer las cosas, no digo que en este deporte, puede ser en cualquier área”, lanzó El Gallito, con su 1.15 metros estatura.
“Burlas siempre va a haber de la gente, pero me enseñaron que entra por un oído y sale por el otro”, concluyó la microestrella de la lucha libre y aficionado a las Chivas Rayadas.
Por Alexis Hernández
De seconds a estelares, los micro-luchadores
el Perico Zacarías y el Gallito aspiran a poner en alto el nombre de los microluchadores en el pancracio