Interesados en rescatar y resguardar sonidos que forman parte de las culturas mesoamericanas, africanas y europeas, la Escuela Universitaria de Artes de Madrid (TAI) y el compositor argentino Gustavo Santaolalla crearon "Inteligencia musical", un proyecto que busca convertirse en una “especie de biblioteca de sonidos que propicie el conocimiento, la experimentación y la innovación musical", con la finalidad de enriquecer la narrativa de diversas disciplinas artísticas.
Daniel Batán, director del área de música en la TAI, explicó que el programa se formalizó a principios de 2023, pero su planeación tomó un par de años.
Hasta ahora, el proyecto alberga 800 sonidos que pueden descargarse gratuitamente en el sitio de la escuela y pueden utilizarse de forma libre.
“Gustavo es un compositor muy comprometido con la música, con la enseñanza y con el rescate de instrumentos antiguos, que, en algunos casos, ha empleado para la creación de bandas sonoras”, refirió el también músico sobre el "apadrinamiento" de Santaolalla.
Batán precisó que para el rescate de instrumentos cuentan con la participación de especialistas, músicos, docentes, técnicos, informáticos, alumnado y un sin fin de personas que colaboran en la creación de la biblioteca. Además, dijo que Santaolalla se identificó con este trabajo no sólo por la importancia de reivindicar el empleo de diferentes instrumentos y sonidos para la creación musical, sino porque lo considera una "especie de herramienta al servicio de la creatividad”.
"Dentro de la página ya se encuentran algunos sonidos como la ocarina jaguar empleada por los mayas; el búho de agua utilizado por las culturas nazca, vicus y mochica; la flauta sin agujeros pincullo, de los indígenas amazónicos; y el rabel, 'el violín' de los pastores trashumantes de España, por mencionar algunos", explicó.
Destacan también el silbato de jaguar (azteca), el silbato de águila (mexica), el teponaztli y las ocarinas antropomorfas (mayas) y las vasijas silbadoras (mixtecas).
Sobre el proceso que se sigue para resguardar las piezas, Batán indicó que una vez que se tiene el instrumento y la investigación sobre el mismo, un músico grabar, después un especialista digitaliza y por último se crea una pista que pueda ser consultada.
Existen centenares de instrumentos musicales en riesgo de extinción. La UNESCO reconoce esta problemática desde 1981, cuando lanzó una guía para registrarlos con el fin de contribuir a su preservación. Por ello, este proyecto contribuye a la preservación de la memoria auditiva e histórica de la sociedad. Y se prevé que Inteligencia musical concluya este año.
FOTOS: CORTESÍA TAI
MAAZ