La Gioconda es una de las obras más conocidas de Leonardo Da Vinci y en general, de la historia del arte y mucho se ha dicho y especulado sobre la mujer cuya belleza y curiosa sonrisa fue plasmada en la pintura del renacentista.
En este sentido, surgió una nueva teoría sobre la identidad de la mujer que posó para la obra exhibida en el museo de Louvre en París, a partir de una pieza clave muy importante: el paisaje.
De acuerdo con las investigaciones científicas de paleontología, la teoría de la investigadora italiana Carla Gori es correcta, pues asegura que la mujer que posa es Bianca Giovanna Sforza, esposa de Galeazzo Sanseverino, quien fue mecenas y amigo de Leonardo, y primogénita de Ludovico il Moro, duque de Milán y señor de Bobbio.
De esta forma, el paisaje pintado detrás de la Mona Lisa es la ciudad italiana de Bobbio que se ubica en la Piacenza, en su vista desde el castillo Malaspina Dal-Verme.
En este contexto, se refuta la idea de que Lisa Gherardini, esposa de Francesco del Giocondo en la Toscana haya sido la modelo en esta joya renacentista.
Es así que la teoría de Gori se refuerza con el descubrimiento científico sobre los icnofósiles, es decir, rastros fosilizados de las huellas de antiguos seres vivos en la zona de Pierfrancesco, un lugar de gran interés geológico para Leonardo.
Dichos icnofósiles fueron encontrados por Andrea Baucon, de la Universidad de Génova, Girolamo Lo Russo, del Museo de Historia Natural de Piacenza, Carlos Neto de Carvalho, de la Universidad de Lisboa y Fabrizio Felletti de la Universidad de Milán.
Asimismo, la investigadora señala 13 puntos en común entre el paisaje del cuadro y el actual, como el puente Gobbo, el río Trebbia, las montañas al fondo muy similares al relieve de Tidone y la montaña Pietra Parcellara.
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