El culto a la vida, si de verdad es profundo y total, es también culto a la muerte. Ambas son inseparables.
Una civilización que niega a la muerte acaba por negar a la vida.
Octavio Paz
La muerte es un símbolo emblemático que ha causado admiración, temor e incertidumbre a través de la historia. Por muchos años, en diversas culturas se han generado creencias en torno a la muerte que han logrado desarrollar toda una serie de ritos y tradiciones ya sea para venerarla, honrarla, ahuyentarla e incluso para burlarse de ella.
En nuestro país, uno de los principales aspectos que conforman nuestra identidad es la concepción que se tiene sobre la muerte y todas las tradiciones y creencias que giran en torno a ella. Esta tradición, en la que los mexicanos celebramos la vida y recordamos con cariño a nuestros seres queridos que han muerto, es reconocida en el mundo como algo único y especial.
En esta celebración de Día de Muertos, la muerte no representa una ausencia, sino un símbolo de la vida que se hace presente; pues la muerte, no necesariamente remite a la ausencia de quienes ya no están, sino que evoca la presencia viva simbolizada a través de creencias y prácticas que suceden durante dicha festividad, como una metáfora de la vida para el recuerdo de los seres queridos que partieron al más allá.
Noviembre es época de muertos, de reencuentros con el pasado que llegan de madrugada: los grandes primero y luego los chicos. Los muertos exigen, quieren satisfacer los apetitos de cuando eran vivos, aquellos que los embelesaban o los llevaron a la tumba. Entonces, las flores de cempasúchil llenan nuestros mercados para poder celebrarlos: hay amarillas y rojas, y por estas fechas estos tonos pintan sublimemente nuestros campos.
Todos estos elementos se conjugan en la experiencia multisensorial Victoria Cempasúchil, la cual busca generar emociones alrededor de las costumbres que nos han acompañado a los mexicanos a lo largo de los siglos: nuestra festividad de Día de Muertos, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
La experiencia hace honor a nuestra herencia cultural y sobre todo a la memoria de los seres queridos que ya no están, bajo el concepto de “somos ofrendas vivas” y teniendo presente que su legado siempre permanecerá entre nosotros. El recorrido se integra por espacios de memoria e introspección. Inicia a través de diferentes túneles que llevan al visitante al mundo de los muertos, al recuerdo, a la añoranza; comenzando en un espacio diáfano donde se llevan a cabo rituales milenarios y el olor a copal, la espiritualidad y lo etéreo conducen a un camino guiado por la flor de cempasúchil y velas, ese trayecto desemboca en una galería “viva”, engalanada por los retratos de aquellos que nos han abandonado.
En la sala principal, la hermosa y colorida flor de cempasúchil, y el colibrí, son los principales protagonistas del espacio, donde el visitante accede, a través de campos de esta flor amarilla en los que aletean las diminutas aves, a una proyección inmersiva que narra la leyenda de amor mexicana detrás de la creación de esta enigmática flor. Producida por Must Wanted Group, diseñada con un grupo de creativos, artesanos y artistas, y presentada por Grupo Modelo, Victoria Cempasúchil, en la Explanada del Monumento a la Madre, tiene como propósito ofrecer una mirada actual a una de nuestras milenarias tradiciones, con formatos amigables a las grandes audiencias, donde los sentidos se detonan a través de elementos intrínsecamente relacionados con la festividad del Día de Muertos, para hacer de este recorrido algo memorable y recordarnos que la muerte forma parte de la vida.
PAL