Bob Dylan se pasó la primera mitad de los setenta grabando álbumes modestos, con una calidad musical muy discutible. Una indicación que no se estaba acomodando a la nueva década.
Para completar el caos, su matrimonio con la actriz Sara Lownds atravesaba sus horas más bajas. Una señal de que vendrían temas sensibles de amor irreconciliable.
Un artista vulnerable
El álbum abre con «Tangled Up In Blue» (desde el título es fantástica). Le sigue la muy bonita «Simple Twist Of Fate». Uno de los puntos álgidos es «Lily, Rosemary And Jack Of Hearts», que, con un ritmo country-burlesque, no decae en ninguno de sus nueve minutos.
Pero es «Idiot Wind» el sendero más sangriento. Una canción de amor perdido con líneas sumamente tristes. Robert Zimmermann (nombre de real de Dylan) nunca sonó tan vulnerable.
¿Su mejor álbum?
La música es relajada, con sonidos tranquilos que remiten al blues y al folk. Algo que ayudó al álbum es que Bob Dylan regrabó la mayoría de las canciones tras una primera prueba en Nueva York. Insatisfecho, volvió a grabar, entre otras, «You're A Big Girl Now» e «If You See Her, Say Hello».
«Blood On The Tracks» fue aclamado por la crítica especializada y significó un éxito de ventas al llegar al número 1. Bob Dylan hizo álbumes más trascendentales en los sesenta pero nunca uno mejor.
Por RODRIGO CASTILLO.