Guillermo Arriaga: La novela vibrante

En entrevista con El dedo en la llaga, que conduce Adriana Delgado, el escritor dijo que sólo ese sentimiento permite construir un tejido social sano

Guillermo Arriaga (Ciudad de México, 1958) ve en el amor, algo tan esencial para el hombre como el mismo oxígeno: “Sin amor no podemos construir una sociedad, no podemos construirnos como individuos”, dijo el autor de Salvar el fuego.

Su libro ha sido galardonado con el Premio Alfaguara de novela 2020 y en el, el jurado ha visto una historia “polifónica que narra con intensidad y con excepcional dinamismo una historia de violencia en el México contemporáneo donde el amor y la redención aún son posibles”.

El amor “es lo que permite que seamos sociedad, lo que permite que el tejido social sea sano, que los seres humanos tengamos diálogo y estemos motivados por algo; y cuando me refiero a amor, me refiero a todos los tipos de amor: filial, paternal, romántico, incluso a las mascotas, creo que sin amor nos perdemos”, señaló el escritor en entrevista con Adriana Delgado, durante el programa El dedo en la llaga, que se transmite por El Heraldo Radio.

Arriaga, célebre por su participación como guionista de las cintas Amores perros y 21 gramos, que dirigió Alejandro González Iñarritu, se confesó “adicto” a la escritura. Señaló que a Salvar el fuego le dedicó de 8 a 12 horas diarias, incluso en periodos de descanso, como en un viaje a Egipto que realizó hace dos meses y medio: “después de estar en las pirámides y los tours, me ponía a trabajar, es casi una adicción la que tengo por escribir y por crear”.

Si bien la fama llegó con el cine, Arriaga antepone siempre a la literatura. “He estado en esto desde hace años, desde los 18 y bueno, me da gusto que la literatura, donde fueron mis orígenes… yo empecé como novelista, y otra vez estoy haciendo novela; está es la segunda que publico en los últimos cuatro años, El salvaje fue primero”, comentó.

El novelista lamentó, además, que no exista capacidad para entender que la migración no sólo se trata de un asunto político: “Estamos desgraciadamente regresando al espíritu de tribu, de grupo, de descalificación de aquel qué es distinto a mí; creo que eso lo provocó la globalización, que fue tan acendrada que de pronto nos enfrentamos a gente distinta a nosotros y en lugar de acoger y verlo como una virtud, lo estamos viendo como un problema y algo que se puede combatir”.

Por Redacción El Heraldo de México

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