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El lado más personal de Sigmund Freud

CULTURA

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Sigmund Freud es un paradigma para el pensamiento humano. Con su teoría del psicoanálisis rompió toda idea preconcebida sobre la conducta del hombre, fracturó el conocimiento del siglo XX, y 80 años después de su muerte (23 de septiembre 1939), sus ideas sobre la sexualidad, los sueños, la infancia y terapias psicológicas todavía retumban en la sociedad contemporánea. 


Pero detrás de ese hombre paradigma, hay un hijo de familia humilde, un padre de seis hijos, un judío perseguido por los nazis, un explorador de la cocaína, un políglota autodidacta y un enfermo de cáncer que eligió el suicidio asistido.


Freud nació el 6 de mayo de 1856; fue el primer hijo de ocho de un matrimonio desigual: Amalia, su madre, era 20 años más joven Jakob, su padre, quien tuvo dos matrimonios previos. Freud tenía dos medios hermanos mayores, y el hijo de uno de ellos, Hans, nació meses antes que Freud. Tener un sobrino de su misma edad le causó curiosidad temprana sobre el concepto de familia.


Desde sus estudios primarios mostró agudeza mental. Se matriculó en la carrera de Derecho, pero pronto cambió a medicina en la Universidad de Viena. Mientras hacia su servicio de profesor adjunto de fisiología, conoció a Martha Bernys, por quien dejó su trabajo de investigador para conseguir un empleo en el Hospital de Viena. Se casó a los 26 años de edad. 
Una de sus famosas investigaciones fallidas fue sobre las propiedades terapéuticas de la cocaína. Freud convencido de sus beneficios para la depresión y un estimulador del sistema nervioso, la recomendó a un amigo con problemas de adicción a la morfina. Pronto descubre los efectos adictivos también de la cocaína. 


Se sabe que el autor de “La interpretación de los sueños” tuvo que exiliarse en Londres por la persecución nazi. Su salvoconducto para salir de Viena lo consiguió Marie Bonaparte, hermana de Napoleón Bonaparte, quien había sido su paciente y después alumna. Freud no logró el pase para sus cuatro hermanas, y murieron en campos de concentración. 


Realizó un único viaje a Estados Unidos en 1909 para ofrecer una serie de conferencias, pero no se sintió cómodo con la comida y la gente de América del norte. Jamás volvió. De todos sus viajes por Europa, coleccionó estatuillas antiguas, algunas se exponen ahora en sus casas hechas museos, en Viena y Londres.


En 1923, los médicos le detectaron cáncer de garganta, probablemente por su consumo excesivo de tabaco. Se sometió a más de 30 cirugías inservibles que sólo le provocaron la sordera del oído derecho. Después de 16 años de soportar dolor, pidió a su hija Anna Freud y su médico personal Max Schur asistirlo con el suicidio. 


Tras inyectarle dos dosis de morfina, el psicoanalista entró en coma; con la tercera falleció. 

Por Sonia Ávila
dzd