La Feria Internacional del Libro de Guadalajara se sumó a los escenarios para la manifestación feminista. No sólo a través de las letras de autoras mexicanas e internacionales sino también con las voces de quienes a diario enfrentan el acoso y la violencia.
Desde el inicio, autoridades de la feria anunciaron la instalación de un stand de la Defensoría para la Atención al Hostigamiento y el Acoso, a cargo de la Universidad de Guadalajara (UdeG), mismo que en la segunda jornada recibió la queja de una joven por ser grabada, sin su autorización, por un profesor durante una conferencia en la FIL.
La UdeG informó que se ofreció a la joven atención psicológica, al tiempo que se colaboró para que el agresor respondiera por los hechos, después fue detenido y remitido a la autoridad ministerial.
Mientras, grupos de feministas convocaron a manifestaciones dentro de la fiesta literaria, además de hacer un llamado a portar el pañuelo verde como símbolo de apoyo. La de ayer fue una invitación a realizar en la explanada del foro FIL el performance Un violador en tu camino, creado por el colectivo chileno Las Tesis. Aunque el reclamo, recorrió los pasillos del recinto ferial.
A la condición femenina se ha sumado la voz de las escritoras que acuden. Desde la estadounidense Siri Hustvedt, la francesa Annie Ernaux y la argentina Ariana Harwicz. Las tres concuerdan en que las mujeres más empoderadas deben manifestarse sonoramente para proteger a las que permanecen agredidas y silenciadas.
“El feminismo es una reivindicación de los hombres y las mujeres, una igualdad entre ambos. La base del feminismo es que no hay un sexo que sea superior al otro”, dijo Annie Ernaux a El Heraldo de México.
Las manifestaciones feministas son sólo una muestra de solidaridad femenina: “No hay polarización, las mujeres que tienen más energía y empoderamiento están luchando por esas otras mujeres para sacarlas a todas adelante. Es una solidaridad de las mujeres”, dijo. En su más reciente novela, La mujer helada, subraya que la educación es la clave para la verdadera libertad.
Por Sonia Ávila y Adriana Luna
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