“Aquel cadáver que plantaste el verano pasado empezará a retoñar”, es la frase del poema “La tierra baldía”, de Thomas Stearns Eliot, que cautivó a Emiliano Gironella Parra y lo inspiró a trazar una obra plástica en torno a él. Se trata de una composición que marcó un parteaguas en la literatura.
Con más de 30 grabados, Gironella participa en La tierra baldía, un libro inédito, que presenta una nueva traducción del poema al español a cargo de Víctor Manuel Mendiola, y un texto que explica la relación de la literatura y las artes plásticas, a cargo del escritor Guillermo Fadanelli.
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“Esa parte del poema expresaba para mí todo lo que estamos viviendo en México con el narcotráfico. Hice un gran cuadro de dos metros ilustrando ese pasaje, después me di cuenta que había mucho en esas líneas y que tenía validez en las artes visuales, así fue como empecé a hacer toda una serie de obras en fibrocemento”, contó Gironella.
Sobre esas piezas que realizó el artista plástico, Fadanelli escribió: “Los grabados que ha realizado Emiliano Gironella a propósito de La tierra baldía no son meras ilustraciones, sino ecos y ramificaciones, nudos que se forman en el encuentro de la imaginación literaria y la gráfica”.
Antes de este libro, Gironella participó con 11 obras para una nueva versión, a cargo del Colegio de México, del poema “Muerte sin fin”, de José Gorostiza, en 2009. “Estos poemas de gran aliento son de las expresiones más altas del intelecto humano. Son poemas que te ayudan a entenderte y a entender tu alrededor; son textos a los cuales me he acercado con la humildad de un pintor”, dijo.
Las obras con las que el artista ha participado en ambos poemas se asemejan al lenguaje que creó para “México al filo”, una serie de grabados y esculturas en los que hace una crítica a la violencia que se vive en el país por la lucha contra el narcotráfico.
"La tierra baldía", explicó Gironella, es el primer poema que utiliza la palabra inglesa en su máxima expresión, pero la desmitifica. “Habla del sexo como una necesidad, de las colillas de cigarro, de las pastillas abortivas, de dentaduras postizas. Lo hizo hace más de 100 años, cuando todos los poemas hablaban de lo bello, pero lo que se sentía después de la Primera Guerra Mundial era el desasosiego, y el arte y este poema logran plasmar ese sentir que vivió el ser humano en el siglo XX, ese es el valor de esa composición”.
"Lo que hice fue una lectura plástica. Creo que T.S. Eliot no ha influenciado sólo a una generación de escritores, lo ha hecho también con una generación de creadores plásticos", explicó.
De acuerdo con Emiliano, los artistas se han dado cuenta que están dentro de una corriente de redescubrimiento del poema, porque en Reino Unido se hizo una exposición de obras en torno a este texto y en un festival de Nueva York se llevaron los sonetos a la danza, "este libro forma parte de un movimiento internacional", concluyó.
Por Scarlett Lindero