Su mirada cómplice

Dice no tener buena memoria, pero para un fotógrafo como él, la retentiva de imágenes y rostros es uno de los principales rasgos de su historia. Sentando en la mesa de su casa, Rogelio Cuéllar busca entre sus papeles y los dibujos de crayola de su nieto, libros y fotos que dan cuenta de su biografía como retratista.

Entre montañas de cajas de negativos que pueblan su departamento ubicado en la Condesa, Rogelio va de un lado a otro, inquieto, se tropieza una y otra vez con alguna foto, con una historia.

Comienza por contar la del escritor Juan García Ponce, (a quien conoció gracias al fotógrafo Héctor García) con quien colaboró en 1968 para publicar Nueve pintores mexicanos, en el que se incluyeron sus retratos de los pintores de la generación de La Ruptura.

Cuéllar sabe que es el gran retratista de la vida intelectual, cultural y artística de México.

En su acervo conserva, por ejemplo, más de 50 mil negativos de 400 de los escritores más destacados del país como  José Emilio Pacheco, Octavio Paz, José Revuelas, Inés Arredondo, José Agustín, Rosario Castellanos, Juan Rulfo, Pita Amor, Elena Poniatowska, Jorge Luis Borges y Carlos Fuentes.

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“Me acerco a fotografiar a quien admiro. Necesito saber qué hace, cuál es su universo”, dice Cuéllar, además confiesa, que en sus retratos lo más importante es tener luz natural, y a los fotografiados sin nada de poses.

La mayoría de sus retratos son en blanco y negro. “Es la esencia, lo dijo muy bien Octavio Paz, la realidad es más real en blanco y negro, simplemente es la tradición de la fotografía analógica”.

Entre su laberinto de cajas va encontrando negativos que están envueltos por papel bond y fechados con el día que fotografió a cada personaje, en esa búsqueda cuenta que lo esencial de cada persona es la mirada.

“Es un compromiso con quien estoy haciendo la foto, una complicidad, porque puedo hacerle fotos trabajando, escribiendo, pero cuando le digo mírame, traigo dos, o tres cámaras encima y me preguntan a dónde miro y les digo:  'Mírame a mí' y se siente una corriente eléctrica, es físico, el clic de la cámara conecta”, dice el fotógrafo.

Rogelio hace una pausa cuando se le pregunta si está de acuerdo con lo que decía el fotoperiodista Robert Capa: “Si una foto no es suficientemente buena es porque no estabas suficientemente cerca”. Busca entre sus cajas y saca los primeros retratos que le hizo a Jorge Luis Borges en 1973, cuando vino a México a recibir el Premio Alfonso Reyes.

“Sí, mira esta foto de Borges, tenía una cámara Pentax, con un lente normal de 50 milímetros, no tenía dinero para un telefoto y entonces compré unas lentillas. Me coloqué a unos 10 centímetros de su cara, me interesaba su mirada, no estaba totalmente invidente, creo que me acerqué demasiado y entonces, me bautizó como El Duende por el sonido de la cámara. Cuando estaba cerca de él y oía el clic me decía El Duende ya está aquí”.

EL ARCHIVO

Para difundir éste y cientos de retratos de Cuéllar, se creó el proyecto 250 Retratos de la literatura mexicana. Archivo Rogelio Cuéllar, dirigido por Juan Carlos Oliver, en el cual están clasificados y digitalizados 10 mil negativos de su registro de escritores.

A través del sitio www.rogeliocuellar.mx, se podrán consultar estos archivos, mismos que serán presentados mañana a las 19:00 horas en el Centro de la Imagen. https://youtu.be/yEGG-GPOeGY Por Scarlett Lindero 

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